viernes, 17 de marzo de 2017

Violencia conyugal


Una de sus causas es expuesta en una obra teatral

El nombre de esta obra –“Cazadores de patos”– parece inadecuada, no se relaciona con la dura trama que se presenta al público. Sin embargo, en ese nombre está el  desenlace de la historia, es la llave que abre la puerta para que lleguen las respuestas que surgen en el espectador durante esta escenificación que se ofrece en el Centro Cultural Olimpo.

En ese sentido el título de ese perturbador montaje escénico resulta adecuado, el mejor. Esto lo confirmamos en  el final desgarrante y conmovedor de la historia.


“Cazadores de patos” se estrenó hace 24 años pero su mensaje sigue fresco y actual. Es un drama que puede darse en cualquier parte del mundo.  Su autora –Laura Zubieta– lo ubicó en un suburbio marginado local, en un matrimonio sin hijos donde el esposo luce como el machista golpeador y chantajista que propina maltrato pero casi enseguida cambia y ofrece caricias, jura arrepentimiento y se muestra como niño desprotegido que necesita del regazo amoroso de la cónyuge.

Y ella parece a simple vista un ama de casa que se debate,  por un lado, entre la urgencia de terminar esa torturante relación de violencia física, psicológica y sexual y, por el otro, un pasional deseo carnal mezclado con amor y un perdón compasivo que otorga una y otra vez.


Pero conforme avanza la trama vemos que la personalidad bipolar del hombre es algo todavía más complicado, tiene una  explicación profunda y es mucho más seria y peligrosa. Y contemplamos también que, tras cinco años de enlace, la esposa decide al fin acabar con esa situación, no sin lamentar cómo la eufórica unión nupcial se fue derrumbando hasta quedar sepultada bajo pesadas losas de una realidad que ella no podía cambiar. 

Ella sufre con la separación que sabe necesaria. En la despedida reitera amor a su pareja y pide a este que no la olvide. ¿Por qué lo hace?
La desintegración marital se da cuando el esposo se marcha a cazar patos con unos amigos.  ¿Por qué ocurre así?


Son preguntas que se responden al final de esta conmovedora y doliente obra protagonizada Karmina Pérez y Miguel Flota, dos actores que exhibieron dominio dramático y concentración en las escenas difíciles que les impuso la directora,  la comediante y actriz Alicia García. 

Hay tres actores secundarios más: Asunción Hass, Fernando de Regil y Octavio Ayil. La primera hace el papel de vecina y los otros dos representan a recolectores de basura que momentáneamente se detienen ante el hogar desgraciado para recoger los desperdicios y continuar su camino.


Al público toca determinar qué influencia tienen en la historia los personajes que ellos representan.

En los créditos  hay que mencionar también a Wendy Cruz (iluminación) y Manuel Araíza (diseño y realización de escenografía). Hay un video que se proyecta al principio de la obra,  fue elaborado por  Eduardo Vázquez (filmación) y Willy Vázquez (edición). Todos los ya mencionados son parte de la compañía Sentidos Escénicos.


Hay un dato anecdótico sobre “Cazadores de patos”. En su estreno en 1992 fue protagonizado por su autora, Laura Zubieta, junto con Santos Gabriel Pisté. En ese entonces la dirección estuvo a cargo de Benjamín Franco, ya fallecido. 

En ese entonces el papel de esposa lo desempeñaría Alicia García, pero una circunstancia se lo impidió. A 24 años de distancia ella regresó a esa obra, pero ahora en calidad de directora. A fines del año pasado presentó una temporada en el Foro Alternativo “Rubén Chacón” y ahora lo hace en el Centro Cultural Olimpo.



Hoy viernes hay otra función más, a las 9 de la noche. Boletos a $80 y $50. La obra es sólo para mayores de edad debido a escenas que la directora incluyó como parte de sus criterios para poner su sello a esta versión.

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