sábado, 18 de noviembre de 2017

Singular experiencia teatral



Los viejos vecinos de la colona  García Ginerés y  quienes habitaron ese conocido sector de la ciudad deberían ver la obra teatral “Los coleccionistas, paseos por la memoria” que cuatro actores bajo la dirección de Alejandra Díaz de Cossío vienen presentando estos días en el Parque de las Américas.

La razón de esa sugerencia es que esa escenificación seguramente los llevará a su infancia, a los recuerdos que ellos tienen de cuando vivieron las primeras décadas de ese suburbio surgido de la antigua hacienda San Cosme, cuyos terrenos fueron convertidos en esa populosa zona habitacional, la cual se desarrolló en torno a su famoso parque compuesto por cuatro secciones, cada una ocupando una manzana completa.

San Cosme era cruce hacia las haciendas Tanlum y Chenkú, y hace poco más de cien años que sus terrenos dieron paso a uno de los fraccionamientos que se construían en lo que era la periferia meridana. 


El antiguo cenote que proveía el líquido para riego de huertos y otras necesidades es ahora proveedor de los surtidores de la gran fuente del Parque de las Américas, el cual es transformado en escenario para la puesta en escena de la obra ya citada.

Los cuatro actores participantes guían al público hacia distintos espacios alrededor del Centro Cultural "José Martí” para contar historias que vecinos del rumbo recuerdan y comentan sobre la historia del lugar. Los artistas asumen distintos papeles para lograr este objetivo.


Uno de los personajes que asoman en esta historia es  “chivero” con su rebaño de  cabras desfilando  por las calles. A él le toca narrar cómo era esa zona en aquellos tiempos en que la gente aguardaba a las puertas de sus casas para comprar leche de chiva.

También hay testimonio de dos hermanas –las apodaban Meme y Bapa– que trabajaron como empleadas domésticas en una rica casona del rumbo.  Ambas relatan cómo era su labor y revelan parte de las costumbres de esos tiempos.


Hay niños que después de las lluvias salían a las calles encharcadas para colocar barcos de papel. Además hay viajeros del rumbo que desgranan sus nostalgias.

Los escenarios son andadores, un árbol, la fuente de la biblioteca y parte de los jardines.

Alejandra Díaz, la directora y creadora de esta obra, escribe, actúa y dirige espectáculos para todo público, buena parte de su esfuerzo escénico está enfocado a niños y a recorridos teatralizados históricos.


Este proyecto que ella trae al Parque de las Américas lo realizó con apoyo de la compañía La Rendija. Por varias circunstancias esta obra ha tenido poco público, en parte porque su estreno y primeras funciones se suspendieron debido a problemas ajenos al grupo teatral.

Para intentar reponer las presentaciones suspendidas, este sábado 18   ofrecieron dos funciones, a las 4 y 5 de la tarde. En la primera no se presentó nadie, y en la segunda hubo pocos espectadores. Pero entre estos había dos vecinas de la García Ginerés que disfrutaron mucho el espectáculo debido a que  este cumplió su cometido de traer a la memoria viejas historias de esa colonia.

Mañana domingo 19 también se programaron dos funciones, a las mismas horas. Serán las últimas presentaciones de ese proyecto.


El elenco de este montaje está integrado por Tony Baeza, Fátima Medina, Ana Díaz y Alfonso García, quienes conducen a los espectadores hacia los distintos espacios donde se desarrollan las historias.

Resulta interesante este formato donde el público está junto a los actores,  sin la barrera del escenario, telones y bambalinas. Esta representación al aire libre, y la historia que se cuenta, puede gustarte o no. La mejor forma de averiguarlo es asistir a ella. Es gratis.  
           



sábado, 30 de septiembre de 2017

¿Dónde está la felicidad?

Reflexión sobre el tema, con dos conocidas actrices. 

Hay personas cuya vida gira en torno a una ilusión que consideran clave para su felicidad. Esta expectativa  satisface si resulta real, pero lleva al desengaño y el resentimiento si no se concreta.

En ese afán de aferrarse a una quimera, se pierde de vista la posibilidad de encontrar otros modos de ser feliz. Y al final de la vida hay  frustración por no lograr ese anhelo que era improbable que se realizara.

Pero en ese grupo de personas las hay que, al final de la vida, al darse cuenta que se les va el tren de la oportunidad, lo abordan para realizar esa ilusión o al menos corroborar si efectivamente aquella les proporcionaría lo que deseaban.

Yatzare Castillo
Las hay también quienes, resignados, optan por cargar ese desencanto y pasan el resto de sus días lamiendo esa herida. A esas alturas ya  no se atreven al lance que representa ir tras esa aventura.

Estas son ideas que transmite “Roma, al final de la vía”, obra teatral del sonorense  Daniel Serrano, que en estos días presentan dos conocidas actrices locales. 

Una de ellas es Yatzaret Castillo, actriz y directora teatral, con amplia trayectoria en las tablas y buenos trabajos escénicos tanto en drama como en comedia. Actualmente ella también es profesora de teatro para adultos mayores, en el Centro Cultural “La Ibérica”.
Elidé Uc
La otra protagonista es Elidé Uc, quien también  acumula un palmarés de varios años y experiencias en distintos géneros teatrales.

“Roma, al final de la vía”  narra la vida de dos mujeres, desde su infancia hasta la vejez, que transcurre en un pueblucho italiano instalado junto a las vías del tren que lleva a Roma. Las dos amigas sueñan desde niñas con mudarse a la capital y encontrar ahí la felicidad.
Las dos acostumbran reunirse en la estación del ferrocarril para ver pasar el tren. En cada ocasión ellas están en distintas etapas de la vida, las vemos hablando del colegio, sus padres, la adolescencia, los enamorados, la menstruación, el matrimonio y la vejez.

Los años transcurren sin que ambas se den cuenta que su anhelo no se realizará, y especulan sobre qué hubiera pasado si efectivamente se hubieran marchado a otro lugar.

Lo mejor de esta puesta en escena está en el jocoso y nostálgico final, cuando vemos a las dos amigas, ya ancianas, desmenuzando recuerdos y hablando de esa ilusión.

El dramaturgo Daniel Serrano, de 49 años de edad, escribió esa obra en 2010, como parte de una trilogía. El autor es sonorense pero radicado en Baja California, en cuya universidad comenzó su acercamiento a las artes escénicas, lo cual lo llevó en 2016 a ganar el Premio Nacional de Dramaturgia “Víctor Hugo Rascón Banda”, organizado por el gobierno de Nuevo León.

Daniel Serrano también vivió un tiempo en la Ciudad de México, donde recibió formación en el Centro de Educación Artística de Televisa. Al regresar a Baja California continuó actuando, dirigiendo y escribiendo. 

Actualmente también es maestro de tiempo completo de la Licenciatura en Teatro de la Escuela de Artes de la casa de estudios de esa entidad federativa, y además es profesor en la Universidad Iberoamericana.
Esta obra ya tuvo dos presentaciones, en el Centro Cultural Olimpo, bajo la dirección de la propia Yatzaret Castillo, con un diseño sonoro de Diego Cano y vestuario de Purísima. No está anunciada nueva función. (Mérida Cultura) 

domingo, 23 de julio de 2017

La poesía de Pessoa al teatro





La obra Chevalier de Pas que en estas fechas presenta el grupo Borradura Teatro no es fácil de comprender porque no es una narración convencional. 

Esta pieza no tiene planteamiento, nudo y desenlace ordinarios, no es una historia concreta, lineal y con personajes humanos que plantean situaciones de personas.

Es una obra abstracta. Acudir a ella es como pararse ante una pintura que pareciera indeterminada, vaga e imprecisa. Y después de observarla un momento recibir el mensaje sensorial que el pintor quiere transmitir. 

En nuestra opinión, Chevalier de Pas es una propuesta teatral dirigida a los sentidos,  busca generar sensaciones estéticas.

Y ese objetivo se logra con el ambiente escenográfico en el cual se mueven los actores para desgranar la poesía de Fernando Pessoa, el escritor y dramaturgo portugués cuyos textos fueron utilizados para  elaborar el guion de este montaje teatral. 

Para disfrutarlo  hay que estar atentos a las palabras del poeta, al manejo lírico de las frases, a la construcción literaria con la cual él planteó sus ideas filosóficas.

La compañía Borradura Teatro montó esta obra con base en  fragmentos del libro El Marinero, un drama  estático de un cuadro.  Y combinó esos elementos con porciones de poemas del mismo autor.

En esos pasajes de Pessoa se habla de los miedos de las personas, entre ellos el temor a la muerte.

Para exponer estas ideas del literato, los teatreros recurrieron a cuatro personajes alegóricos, que son el Sentimiento, el Pensamiento, el Sueño y la Muerte, representados por dos actores y tres actrices, todos ellos jóvenes: Eleazar Estrella y Eduardo Navarrete, en el primer caso, y Cossette Carballo, Andrea Fajardo y Anna Díaz, quienes en distintas funciones se alternan en el papel del Sueño y la Muerte.

El director, y al parecer también autor del guion, es Erick Silva. La producción es de Yaimy Mendosa.


La obra se está presentando en el local del teatro La Rendija (a tres cuadras del parque de Mejorada, en la calle 50 por 51), se estrenó el viernes pasado.  

Ayer sábado hubo dos funciones y hoy domingo habrá otras dos más, a las 7 de la tarde y 9 de la noche. Los boletos son a $50 y $25.

martes, 18 de julio de 2017

Denuncia dura de la banalidad contemporánea


Luis Yamá Calvillo es un actor y director que se inclina por el teatro expresionista y que gusta de las corrientes escénicas rusa, alemana y latinoamericana surgidas durante guerras, crisis y cambios políticos y sociales. 

Este artista considera que en esas dramaturgias hay mensajes que son vigentes hoy día y que retratan en parte a la humanidad actual.

Quizá por esa razón decidió ofrecer en esta capital una pieza que sigue esa dirección, es un  montaje que aborda la enfermedad social de  este milenio: la vida superficial.


En ese reino moderno el individualismo ocupa el trono. La banalidad y lo intrascendente son los valores de la corte. Los héroes y los  modelos a imitar son los corruptos, los asesinos y los fatuos que nadan en dinero. No importa cómo estos hayan conseguido sus fortunas, ser millonarios basta para que sean admirados y envidiados.

La obra teatral en cuestión lleva el nombre de La Grande Enquête de François Felix Kulpa, y es traducida al español como La Gran Investigación del Inspector Félix Kulpa. Fue creada por Xavier Agnan Pommeret, escritor y dramarturgo galo fallecido en 1991.


En ese extenso trabajo se denuncia lo vano de la sociedad contemporánea y la imbecibilidad del sistema político. En su tiempo, el  autor advertía que una sociedad vacía e indiferente se acercaba a la vuelta de la esquina. Una comunidad global guiada por el consumismo estaba a punto de despertar.

La obra original consta de 72 escenas, pero Luis Yamá hizo una adaptación reduciéndola a 19. La función dura dos horas, rebasa en mucho a lo que el público local está acostumbrado en las presentaciones teatrales de esta plaza.


La historia gira en torno a una esposa infiel que convence al amante de asesinar al cónyuge y culpar del crimen a un activista social que dirige un movimiento para cambiar el régimen político. La mujer no tiene escrúpulos,  extiende sus amoríos al detective que investiga el caso,  a fin de influir en él. 

Durante el juicio el sistema –la sociedad– condena al inocente y ensalza a la culpable.

La obra está dirigida a público adulto. Tiene escenas duras para mostrar la depravación sexual. Ese tono violento está presente en el desarrollo de todo el montaje.  Y es remarcado por las luces, el sonido, el vestuario, la escenografía y los recursos dramáticos de los ocho actores en escena.  Con ello se  expresa soledad, miseria, ambición, dolor, amargura e injusticia.


La música utilizada es heavy metal, y se eligió al que quizá es el gran representante de ese género: el grupo alemán Rammstein, banda surgida en 1994 y que vendió más de 35 millones de copias de sus discos. 

La letra de las canciones de Rammstein se ajustan bien  a la obra porque parte de ellas abordan distintas caras de la violencia, entre ellas el sadomasoquismo,  el incesto y la violación. Música ruda para un tema rudo. Alguien dijo que el idioma alemán es el lenguaje de la furia.


Como parte de la escenografía hay una pantalla donde se lee la traducción de esas canciones, lo cual fue atinado pues esos textos refuerzan lo que se observa en el escenario. Sin embargo, el volumen del sonido resultó excesivo, con  frecuencia impidió escuchar y entender a los actores y conocer la trama de la historia.

Habrá espectadores a los que esta obra les resulte desagradable, irritante y repulsiva. Pero consideramos que esta es la intención del autor, advertir que así es como él ve a la sociedad actual. Por tanto, su llamado es a rechazar ese camino y cambiar el modelo actual deshumanizado.


Este montaje teatral se estrenó la semana pasada en el Centro Cultural Olimpo, donde tuvo corta temporada de cuatro funciones. Se anunció otras dos temporadas más antes de que finalice el año. 

La preparación de la obra, según explicó Luis Yamá, requirió seis meses de trabajo.

Por falta de programa de mano no sabemos los nombres de los integrantes del elenco, pero reconocimos a María Daniela Ramírez (“Danis Pasion”)  y Raúl López (“Rulo YD”). 


Al  parecer, los que llevan los papeles principales son Esmeralda Tercero y  Carlos Farfán. El propio Luis Yamá interviene  como actor.


Todos ellos provienen de distintas compañías teatrales y se unieron para este proyecto que puede  resultar polémico, interesante o detestable, según cada espectador. Hubo quien abandonó la obra a media función. Pero otros aguardaron expectantes cada escena para conocer el desenlace.  (Mérida Cultura) 

domingo, 11 de junio de 2017

Dejar la juventud y volverse adulto


¿Acertamos al dar ese paso? 

Divertida, crítica, a veces embrollada, y certera en su propósito de hacer participar al público. Así nos pareció la obra “Currículum vitae, instrucciones para armar”, que la compañía teatral Síndrome Belaqua estrenó hace dos años y que desde entonces ha venido presentado en distintos foros.

Esta escenificación está enfocada a reflexionar sobre la forma en que hoy día la población  juvenil da el paso hacia la independencia y la adultez en un mundo de valores cambiantes, de modos de vida variados y en el cual valen un cacahuate los convencionalismos sociales y la mirada punitiva de la comunidad.

Para un sector de los jóvenes tomar ese camino es sencillo. Basta imitar a sus padres y abuelos que usaron la regla del pasado: título universitario para tener después carrera profesional, o bien incorporarse de sopetón a la vida laboral y seguir las reglas de esta aunque sean absurdas. El sistema económico adoctrina para no dudar de ellas sino acatarlas sin discusión.


Otros jóvenes cruzan sin saberlo, o con plena conciencia de ello, el puente que conduce a otras veredas, a sendas poco exploradas, abruptas por la inseguridad económica, ásperas porque carecen del IMSS, rudas porque no hay Infonavit. Pero les parecen maravillosas por las experiencias y aprendizaje que ofrecen. En este caso los estudios universitarios son opcionales.

Esta obra teatral recuerda  también que en esa etapa de la vida los “treintañeros” deben decidir sobre el amor, la familia, el hogar y los hijos. Son temas que, al igual que el campo laboral, ya no siguen rígidamente cánones antiguos.

Al público juvenil asistente se le propone hacer una pausa en sus vidas y reflexionar sobre lo anterior.  Incluso se les invita a comenzar ahí mismo la cavilación, antes de dejar el teatro.


En esta obra actúa Ulises Vargas, se presenta inicialmente en el papel de un joven que escogió una ruta distinta a lo convencional.  Posteriormente, mediante otros recursos escénicos, plantea cuestionamientos sobre los temas ya mencionados. 

La autora de esta dramaturgia es María José Pasos, y la directora es Nara Pech. La iluminación es de Mauricio Canto.

Este grupo escénico  propuso llevar el teatro a la calle y hacer participar al público. Por ello la obra comienza fuera del recinto y continúa en el interior. Y las primeras filas de asientos están enfocadas a propiciar la intervención de los espectadores.


En su inicio, la obra nos pareció entretenida y ocurrente, después cae en un  barullo de ideas y en reflexiones que si bien son interesantes propician que decaiga el interés del público. 

Hay que estar atento a estos planteamientos de la dramaturgia para sentir esa incómoda inquietud  que conduce a evaluar el camino que hemos tomado y reflexionar si estamos haciendo lo correcto en nuestras vidas.


“Currículum vitae, instrucciones para armar” está dirigida al público juvenil pero también la disfrutan adultos. En estos últimos se genera la duda sobre si no hubiera sido conveniente caminar durante su juventud un sendero diferente,  o bien los hace inquirir dónde estarían ahora si escogían en esa etapa de la vida una vía no convencional.


Por distintas razones no habíamos visto esta obra. Nos alegramos de que ahora lo hayamos hecho. La disfrutamos en una presentación el viernes pasado realizada en Tapanco Centro Cultural. (Mérida Cultura).

lunes, 24 de abril de 2017

Mujeres, oleaje en el mar social.


La obra “Lunas, mujeres que caminan  bajo el agua” es un himno sencillo y jocoso,  con sátira reflexiva, para elevar a la mujer hasta el sitio que le corresponde en la sociedad. Fue concebida con una mezcla de varias disciplinas escénicas manejadas con ingenio y creatividad.

Quizá el nombre de esa representación teatral que se viene presentando en el Centro Cultural Olimpo alude a la capacidad de gran parte de la población femenina de realizar acciones sorprendentes incluso en condiciones adversas. 

También podría llevar el mensaje implícito de que las mujeres permanecen  ocultas, sumergidas, pero son autoras del activo oleaje social que vemos en la superficie. 


En estos tiempos de violencia y feminicidios en México ese montaje muestra  también que en ocasiones la sociedad es como una ola que avanza pero después retroceden sin rebasar la playa, da un paso adelante y otro hacia atrás. Por esa razón en este siglo XXI se sigue negando a ellas espacios que le corresponden, incluso hay una resaca que las envía hacia oscuros tiempos pasados.

Ellas son lunas necesarias para iluminar esa oscuridad generada por amplio sector masculino cuya negativa acción es propiciada en parte por el pecado de omisión del resto de los varones.


En esta obra la proclama reivindicadora en favor de la mujer se hace con humor. 
Las ideas se platean en seis escenas con monólogos y trabajo en parejas a cargo de dos jóvenes actrices egresadas de la Escuela Superior de Artes de Yucatán: Karla Franco y Ana María Alcocer, las cuales utilizan recursos teatrales convencionales mezclados con lenguaje corporal y técnica de clown. Hay escenas que recuerdan a Charles Chaplin, cuyo aniversario se celebró este abril.  

La autora de la dramaturgia expone que esta obra es una mirada sin juicios a la feminidad, pero denuncia estereotipos y papeles injustamente asignados a este sector de la sociedad, señalando creencias que deben suprimirse por abusivas e inaceptables. 


En las tablas se muestran expresiones, fórmulas o acto basados en ideas generalizadas que, por comodidad o conveniencia social, se tienen como verdaderos, es decir, son convencionalismos que arrinconan a la mujer, la relegan y la humillan.

Uno de los planteamientos de las distintas escenas refiere que la niña que todas las mujeres llevan dentro les recuerda que son personas con plena dignidad, inteligentes, esforzadas y con identidad  propia, y las alienta para que se levanten con fuerza renovada. Para esta parte de la presentación se utilizó la voz de la niña Arantza Quintal Herrera.


Otros cuadros de la obra muestran al ama de casa que es casi como un adorno más del hogar, también a la jefa de familia a cargo del barco porque el esposo está fuera todo el día realizando un trabajo remunerado, y a las oficinistas que hacen malabares para cumplir el trabajo diverso de secretarias.

Las mujeres que ven esta obra captan inmediatamente lo que se expone, y los varones que acuden a presenciarla reciben el mensaje de verlas a ellas de un modo distinto, aceptar que son personas con igual dignidad y derechos que los varones. Incluso hay un pronunciamiento contra el machismo y en favor del trato que reclaman las mujeres en las relaciones de pareja.

El guion está basado en  textos de María Sabina, Simón de Beavoir, Gioconda Bell y Gloria Fuentes García.  Su autora es Haydeé Bañales, la cual también dirigió la obra y es fundadora del grupo teatral Skhole Teatro, la compañía a cargo de este montaje. 

Haydeé estudió danza, teatro y clown, tiene más de dos décadas en las artes escénicas y vivió muchos años en Francia. Hace año y medio que se estableció en Mérida.


La música de esta pieza teatral fue compuesta por el yucateco Amaury León, el cual permanece en escena para ambientarla e incluso participa momentáneamente en ella. La  producción es de Tamara Burrón, la iluminación corre a cargo de Jair Zapata, y el vestuario está en manos de Adriana Briceño Pech. 

“Luna, mujeres que camina bajo el agua” fue programada para una temporada de seis funciones –ha tenido buena respuesta del público– que concluirá el jueves 27, cuando será la última oportunidad de disfrutarla. Se presenta a las 8 de la noche en el Centro Cultural Olimpo. Boletos a $50 (general) y $25 (estudiantes y adultos mayores).

jueves, 30 de marzo de 2017

amistad que entibia corazones



Madres dolientes por la migración de los hijos

La combinación de tres buenas actrices y una historia sencilla dieron por resultado una obra conmovedora y atractiva obra que habla sobre la migración de los jóvenes yucatecos y el  impacto  que esto genera en madres que sufren el distanciamiento de estos seres queridos que marchan sin la seguridad de conseguir sus propósitos ni saber la fecha de retorno.

Con el nombre de “Brisa de fe: testimonial sobre la ausencia”, esta pieza escénica fue estrenada ayer miércoles en el Centro Cultural Olimpo y se repetirá mañana viernes 31 a las 8 de la noche.  Es un montaje de la joven compañía Mayab Mool creada y dirigida por Erik Santoyo Suárez, quien  en apenas seis años de actor, guionista y director teatral logró que su nombre y su trabajo sea reconocidos en el medio artístico.


En este lapso Erik ya creó cerca de diez obras, todas ellas dentro del género de teatro regional yucateco, es decir, dramaturgias que abordan creativamente asuntos locales y la vida de la población peninsular. Y esto lo hace con humor. 

Quienes se inclinan por esta definición rechazan las deslucidas parodias con hombres vestidos de malas mestizas y enfocadas únicamente a generar carcajadas a base de groseros insultos. 


Otros, en cambio, sostienen que estas representaciones también caen dentro del esquema de teatro regional, y otros más expresan que les tiene sin cuidado las definiciones y sólo les interesa la evaluación que arroja la taquilla.

En “Brisa de fe: testimonial sobre la ausencia” se plantea rápidamente el problema de los migrantes yucatecos que dejan las zonas rurales por falta de trabajo y oportunidades que, como se sabe, son consecuencia de pésimos gobiernos. 


El asunto principal de la historia son las madres que sufren la ausencia y soledad de esas partidas. En este caso también se aborda el lazo amistoso que surge en tres mujeres dolidas de la misma desgracia, se expone cómo esta fraternidad las sostiene en las adversidades y tristezas  y humedece con ratos alegres el árido corazón.

La obra narra que esas tres mujeres se conocen en el  aeropuerto, donde dos de ellas coinciden al acudir a despedir a sus familiares. La tercera no acude por un adiós sino por un arribo.  Hace tiempo que ella espera el retorno de su hija, y por ello en determinadas fechas se presenta en la terminal con la esperanza de que esta vez ocurra el milagro y entonces abrace a la muchacha y sepa por qué esta cortó la comunicación y dejó de enviar cartas.


¿Llegará la hija? ¿Por qué esta calló tanto tiempo?  La respuesta a esto no está en el escenario sino a la salida  del teatro, donde el público recibe, al retirarse, copia de una misiva que de pronto recibe la mujer desde el extranjero. Ahí se resuelve el enigma. Si acudes a ver esta obra,  no olvides pedir esa carta, ahí está la contestación.

En esta obra actúan Narda Acevedo, Bertha Merodio y Gilma Tuyub, tres sólidas actrices que hacen disfrutable esta presentación con su vigoroso trabajo escénico. Pareciera que en esta obra ellas compiten por superarse entre sí. 



Las tres son acompañadas, en papeles secundarios, por Karine Sabido Eddu Crespo. El asistente de dirección es Eduardo de la Cruz.

No es la primera vez la compañía Mayab Mool aborda el tema de los migrantes yucatecos.  Lo hizo con la obra “Cómo si estuvieras”, la cual fue la tercera o cuarta escrita por Erik Santoyo, vecino de Oxkutzcab pero radicado en Mérida, donde imparte clases de teatro en la Facultad de Contaduría y Administración. 

Erik llegó al teatro por accidente, pues se graduó en Mercadotecnia y Negocios Internacionales. Desde adolescente le atrajo el mundo artístico, en su pueblo hacía montajes en la parroquia del lugar. Un día participó en un festival en el Palacio Municipal de Oxkutzcab y desde entonces ató su destino al mundo escénico. En 2011 fundó su propia compañía.


Entre las obras que ha escrito están Teléfono descompuesto (sobre los chismes de pueblo), Waay Chichí (sobre el Hanal Pixán), El amor en los tiempos del ch’ot naak’ (romance entre personas mayores), Las mujeres que se pintan (sexismo y empoderamiento femenil), La Dueña del Mercado (elecciones políticas y participación ciudadana), La Vaquería (las fiestas populares en honor del santo patrono) y Celulitis (la modernidad dominada por la tecnología).


Si quieres ver “Brisa de fe” entonces acude este jueves, a las 8 de la noche, al Centro Cultural Olimpo. Los boletos son a $80 (general) y $50 (adultos mayores y estudiantes). 

viernes, 17 de marzo de 2017

Violencia conyugal


Una de sus causas es expuesta en una obra teatral

El nombre de esta obra –“Cazadores de patos”– parece inadecuada, no se relaciona con la dura trama que se presenta al público. Sin embargo, en ese nombre está el  desenlace de la historia, es la llave que abre la puerta para que lleguen las respuestas que surgen en el espectador durante esta escenificación que se ofrece en el Centro Cultural Olimpo.

En ese sentido el título de ese perturbador montaje escénico resulta adecuado, el mejor. Esto lo confirmamos en  el final desgarrante y conmovedor de la historia.


“Cazadores de patos” se estrenó hace 24 años pero su mensaje sigue fresco y actual. Es un drama que puede darse en cualquier parte del mundo.  Su autora –Laura Zubieta– lo ubicó en un suburbio marginado local, en un matrimonio sin hijos donde el esposo luce como el machista golpeador y chantajista que propina maltrato pero casi enseguida cambia y ofrece caricias, jura arrepentimiento y se muestra como niño desprotegido que necesita del regazo amoroso de la cónyuge.

Y ella parece a simple vista un ama de casa que se debate,  por un lado, entre la urgencia de terminar esa torturante relación de violencia física, psicológica y sexual y, por el otro, un pasional deseo carnal mezclado con amor y un perdón compasivo que otorga una y otra vez.


Pero conforme avanza la trama vemos que la personalidad bipolar del hombre es algo todavía más complicado, tiene una  explicación profunda y es mucho más seria y peligrosa. Y contemplamos también que, tras cinco años de enlace, la esposa decide al fin acabar con esa situación, no sin lamentar cómo la eufórica unión nupcial se fue derrumbando hasta quedar sepultada bajo pesadas losas de una realidad que ella no podía cambiar. 

Ella sufre con la separación que sabe necesaria. En la despedida reitera amor a su pareja y pide a este que no la olvide. ¿Por qué lo hace?
La desintegración marital se da cuando el esposo se marcha a cazar patos con unos amigos.  ¿Por qué ocurre así?


Son preguntas que se responden al final de esta conmovedora y doliente obra protagonizada Karmina Pérez y Miguel Flota, dos actores que exhibieron dominio dramático y concentración en las escenas difíciles que les impuso la directora,  la comediante y actriz Alicia García. 

Hay tres actores secundarios más: Asunción Hass, Fernando de Regil y Octavio Ayil. La primera hace el papel de vecina y los otros dos representan a recolectores de basura que momentáneamente se detienen ante el hogar desgraciado para recoger los desperdicios y continuar su camino.


Al público toca determinar qué influencia tienen en la historia los personajes que ellos representan.

En los créditos  hay que mencionar también a Wendy Cruz (iluminación) y Manuel Araíza (diseño y realización de escenografía). Hay un video que se proyecta al principio de la obra,  fue elaborado por  Eduardo Vázquez (filmación) y Willy Vázquez (edición). Todos los ya mencionados son parte de la compañía Sentidos Escénicos.


Hay un dato anecdótico sobre “Cazadores de patos”. En su estreno en 1992 fue protagonizado por su autora, Laura Zubieta, junto con Santos Gabriel Pisté. En ese entonces la dirección estuvo a cargo de Benjamín Franco, ya fallecido. 

En ese entonces el papel de esposa lo desempeñaría Alicia García, pero una circunstancia se lo impidió. A 24 años de distancia ella regresó a esa obra, pero ahora en calidad de directora. A fines del año pasado presentó una temporada en el Foro Alternativo “Rubén Chacón” y ahora lo hace en el Centro Cultural Olimpo.



Hoy viernes hay otra función más, a las 9 de la noche. Boletos a $80 y $50. La obra es sólo para mayores de edad debido a escenas que la directora incluyó como parte de sus criterios para poner su sello a esta versión.