martes, 29 de septiembre de 2015

¡Silencio, se oye la risa!




El teatro clown unipersonal de Daniel Gallo llegó a Mérida.



Hacer teatro  es correr riesgos. Y uno de ellos es tomar personas del público y subirlas al escenario para improvisar con ellas.

Para salir airoso de ese peligro hay que ser actor experimentado, saber cómo manejar a la audiencia  y observar y aplicar la psicología para elegir al individuo adecuado y controlarlo sutilmente cuando él esté en escena. De  este modo, aquel colabora en vez de dar  al traste con el plan.

En el trabajo de los payasos tipo “clown” es obligatorio ese contacto con el público, no hay esa pared que separa a este del escenario. 
Por tanto, en todas sus obras la contingencia y la fatalidad son amenazas permanentes.
El lance es mayor cuando el trabajo es unipersonal. 
Aproximarse al peligro es el alto costo de generar risas en este tipo de teatro.

Este martes 29 por la noche vimos esto nuevamente en el trabajo de Daniel Gutiérrez Sánchez, actor integrante del grupo de cuenta cuentos Morus Lokus Clown, de Quintana Roo. 
Este artista visitó esta ciudad para presentar en el teatro “Daniel Ayala” su trabajo unipersonal “¡Jaleo!”, un divertido espectáculo del género clown.

Daniel Gutiérrez muestra dominio de la  técnica  clown,  cumple las reglas básicas de este teatro silente y ampliamente visual, tiene control de las  posturas corporales, su gesticulación es amplia, sabe aprovechar las circunstancias para improvisar y consigue ese diálogo escénico con el público, quien premia con risas su audaz trabajo.

En esta obra subió al escenario a siete personas del público, en distintas etapas del desarrollo de aquella. 
Maniobró con inteligencia para que estos actores improvisados fueran por momentos el centro de atracción  y de las carcajadas, pero sin quitarle a él la pesada carga del protagonismo que  recae en todo aquel que se aventura en el teatro unipersonal.

Este actor visitante también dejó a su  vez  el escenario para mezclarse con gracia entre  el público para realizar esa búsqueda  difícil de la persona ideal para compartir con él las tablas.

El libreto al que recurrió para su trabajo escénico en “¡Jaleo!”es sencillo.  Las frutas y verduras que tenemos en caso no son sólo alimentos, pueden servir también para divertir. 
En este ejercicio teatral recurrió a plátanos, manzanas, tomates, melones, una sandía y coles para crear situaciones con sus improvisados actores y actrices. 
Con una dama representó un enamoramiento que comenzó con cena romántica y serenata y terminó con ducha y cama.

Según  averiguamos, el nombre artístico de este actor es Daniel Gallo Le Coq. Además de clown, es diseñador gráfico, tiene más de 15 años en las artes escénicas  y su trabajo se enfoca principalmente a los niños, a los cuales busca divertir y transmitirles valores.Gracias a la calidad de su trabajo, este artista radicado en Cancún ha recibido becas del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).



Daniel  no es ajeno a Mérida, el año pasado estuvo en esta capital para ofrecer en el Centro Cultural Fuera de Centro un espectáculo infantil de cuenta cuentos. Esperamos que regrese pronto.  (Mérida Cultura).

domingo, 27 de septiembre de 2015

Confrontación teatral




Ocho compañías de seis regiones mostrarán  sus trabajos. 


Mañana  lunes 28 comenzará la I Muestra Regional de Teatro de la Zona Sur que durante tres días reunirá en esta capital a ocho compañías de Chiapas, Campeche, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán que presentarán  obras  de distinto corte y género.

Una de  esas puestas en escena será elegida para representar a la Zona Sur del país en el I Ciclo Nacional de Teatro Forca (Fondo Regional para la Cultura y las Artes) 2015.
El jurado que escogerá a la obra ganadora lo integran  los actores Jesús Ochoa y María Rojo y el dramaturgo Alberto Castillo .

Por parte de Yucatán  competirán las obras   “Sidra Pino. Vestigios de una serie” (proyecto de Murmurante Teatro, que dirigen Juan de Dios Rath y Ariada Medina)  “Tío Vania 1920” (una  producción La Rendija, que dirige Raquel Araujo) y “Del manantial del corazón” (una dramaturgia de Conchi  León).

La primera obra citada se ha  presentado en varias ocasiones en esta ciudad y fuera de ella. La segunda terminó recientemente su última temporada,  y la tercera acaba de concluir exitosas presentaciones en el Centro Cultural Olimpo.

Por parte de Campeche compiten el grupo Argot Teatro, con el montaje “Desde el silencio”. De Chiapas nos llega la compañía La Nube Roja con su obra “Balajú, el sueño de un cielo sin nubes”.

Quintana Roo estará representada por el grupo Morus Lokus Clown que presentará su proyecto denominado  “¡Jaleo!”. A su vez, Tabasco envió a la compañía Tras Los Rostros para ofrecer la obra “Las Meninas”.

Finalmente, de Veracruz arribaron integrantes de la compañía La Talacha Teatro que montarán “Las chicas del Carrer Notariat 10, hazaña excitante de unas confundidas”.
Parte de las actuaciones incluirán títeres o utilizarán la técnica clown. Esos proyectos escénicos abordan temas  sociales o son  de tipo documental.


Las funciones se realizarán en los teatros “José Peón Contreras” y “Daniel Ayala Pérez” a las 7 y 9 de la noche. La entrada es gratuita. (Mérida Cultura)

lunes, 7 de septiembre de 2015

El fascinante teatro de Conchi León



 

 

 

Concluyó la temporada de su más reciente trabajo, un montaje perturbador e inolvidable.


Estrujante y conmovedora, así es la obra “Del manantial del corazón”, última obra salida del talento de la actriz, dramaturga y directora teatral Conchi León.

Esta puesta en escena también es un buen montaje teatral con encomiables actuaciones. Posee abundantes elementos rebosantes de simbolismos, y hábiles recursos escénicos para desarrollar la representación a centímetros del público, rodeado de este, en un contacto íntimo y haciéndolo partícipe de la trama.


Y qué decir de los textos. Conchi León tiene una vena poética que usó para embellecer el guion de este drama basado en hechos reales y que nos muestra a mujeres indígenas en uno de sus aspectos de su dolorosa vida: la gestación, el alumbramiento y la maternidad, ocurridos en medio de creencia populares de la zona rural que las mantienen sometidas y sufrientes.
Las frases literarias usadas en esta obra con como flores emergiendo en el basurero de la injusticia. Hay un contraste hiriente entre el canto de las palabras y lo que denuncian estas. 

“Del manantial del corazón” es un trabajo de antropología teatral que trae a escena las desgracias y dolores a las que están sometidas las mujeres de comunidades mayas donde todavía perviven creencias machistas mezcladas con la ignorancia y el sometimiento femenil. En esta obra, que pinta muy bien aspectos del panorama cotidiano de los poblados campesinos, el público ríe, sufre, disfruta y aprende.

Nos tocó la suerte de poder asistir a la última presentación de este proyecto, en su temporada en el Centro Cultural Olimpo. En esta ocasión hubo gente que no pudo ingresar al teatro para presenciar este trabajo porque, al igual que todas las funciones ofrecidas, el espacio disponible para el público estuvo limitado a poco más de 40 personas. A falta de sillas, parte del público se sentó en el piso.

Los asistentes salieron del espectáculo no sólo satisfechos por la obra sino también agradecidos por esa experiencia de presenciarla en el escenario, donde se acomodaron los asientos, alrededor de las tres actrices centrales de este drama. 
Otra vivencia más para los espectadores es la intervención de estos en la ceremonia del Hetzmek, ese rito maya que todavía practican muchas comunidades indígenas para desear el bebé toda suerte de cosas buenas en la vida y señalar simbólicamente las responsabilidades que le tocarán de acuerdo con su sexo.


En esta obra hay que resaltar la actuación que tuvo Addy Téller en un estremecedor pasaje. Esta actriz sorprendió gratamente con un ejercicio escénico fruto seguramente de mucho ensayo y exigente dirección. 

La comediante, actriz y titiritera Andrea Herrera también hizo lo propio en otro momento de este relato. Ella exhibió cómo el trabajo de concentración y la apropiación del personaje, logra que el actor suelte lágrimas, una situación difícil de  generar en la escena.

Conchi León construyó a su vez otro cuadro de actuación individual que requiere mucho esfuerzo escénico para hacer palpitar al espectador.

En esta representación hubo dos participantes más. Al parecer, son la madre y una sobrina de Conchi León. No escuchamos bien sus nombres cuando estos fueron mencionados. Hubo también un bebé real usado en el ritual del Hetzmek.

Debido al formato teatral utilizado, las actrices no abandonan el escenario al terminar la obra, lo cual da oportunidad al público de acercarse a ellas para felicitarlas, hacerles comentarios y saludarlas.

“Del manantial del corazón” es una obra rica en todos sus elementos, desde el tema que aborda hasta la actuación, pasando por la forma en que es presentada, el ingenio para usar los elementos del buen teatro y la cantidad de mensajes enviados al público así como la forma en que son transmitidos estos. 

Lo anterior hace que cada asistente a ella salga de ahí con una vivencia personal, con una interpretación particular de lo que vio y escuchó. Por tanto, cada quien habla de este trabajo escénico desde distintas perspectivas, pero coincidiendo siempre en que Conchi León se apuntó otro éxito en su carrera escénica. (Mérida Cultura)