lunes, 20 de junio de 2016

Que las penas no te detengan



Curar otras heridas para sanar el dolor propio, propuesta de Borba Teatro.



En su más reciente trabajo escénico el creador Nelson Cepeda Borda, director de la compañía Borba Teatro, trae una obra dirigida a los niños pero con mensaje universal y para todas las edades: la importancia de la empatía, entender los sentimientos de otra persona y reaccionar afectivamente en ellos.

Luis Yamá y Glendy Cuevas
Nos dice que debemos vendar heridas de otros, mostrarnos solidarios con su pena, darles consuelo y animarlos a superar las adversidades, esas compañeras de toda la vida que nos permiten ser mejores cuando las vencemos y aprendemos de ellas. “¡Arriba el corazón!”, es la frase que retumba en esta presentación que se ofrece cada domingo en el Centro Cultural Olimpo.

Esta obra  narra el encuentro de dos seres adoloridos, uno de ellos infantil y el otro adulto. El primero llora la pérdida de su muñeca, el segundo está enfermo, pronto perderá la vida. Este último acude en auxilio del primero, y cambio de ello recibe lo mismo que obsequió, solidaridad, estímulo para sobreponerse al calvario.

Otra lección de esta historia es que el dolor liberado del  egoísmo nos hace receptivos al suplicio de otros. La pena propia nos abre a la pesadumbre de los demás. El espíritu se ennoblece cuando nos sobreponemos al tormento propio para alegrar al que está en una cruz similar.

Con el nombre “Franz Kafka y la niña de la muñeca perdida” esta escenificación se basa en una historia tierna y sencilla. Estando enfermo, cerca de la muerte, Kafka se topa en el parque  con una niña que llora por haber perdido a su muñeca. Entonces la consuela, le dice que esta no  anda extraviada sino de viaje, y enviará cartas narrando sus aventuras. 
Durante dos semanas Kafka es el cartero cuyas misivas traen  andanzas, consuelo y, finalmente, alegría. La infante olvida su pena, su alma vuela y desde el alegre cielo le devuelve al  desahuciado cartero sus palabras:  ¡Ánimo, arriba el corazón!

El guion fue escrito por el cubano Salvador Lemis Pérez Franco, artista nacido en Holguín y nacionalizado mexicano. 
Este creador es licenciado en Artes Escénicas con especialización en Teatrología y Dramaturgia por el Instituto Superior de Arte de La Habana. 
Salvador Lemis
Posee maestría en Psicoterapia Colaborativa Posmoderna, ganó el Premio Nacional de Dramaturgia del Instituto Nacional de Bellas Artes y ha sido catedrático en UNAM y escuelas de enseñanza superior locales. En España hizo un curso en cinematografía, y en Cozumel fundó el Centro Cultural Ixchel.

Si bien la obra va dirigida a menores de edad, el texto tiene un segmento sobre Kafka que distrae a estos porque no lo entienden. Esa parte del guion va dirigido a los adultos que acompañan a los pequeños o que acuden a las funciones sabedores del buen trabajo que caracteriza a Borba Teatro.

Por ser una obra infantil, Nelson Cepeda alimentó  la imaginación de los niños incorporando a esta elementos lumínicos de videomapping diseñados por Luis Ramírez, un  experto en este tema al que siempre se recurren los teatreros cada vez que necesitan un buen trabajo al respecto.

El trabajo actoral recae en dos profesionales acostumbrados a la dirección de Nelson. Ellos son Glendy Cuevas (la niña) y Luis Yamá (Kafka). Hay además un personaje cuyo papel no está claro porque hace de mamá regañona, titiritero y mensajero del más allá.  Este trabajo  recae en Gabriel Moreno.

Nelson hace una pequeña aparición para comenzar  el relato. Es un cartero que reparte misivas entre las niñas y niños del público y entona una canción. Este ingenioso recurso genera inmediato interés hacia la narración. También permite apreciar que hoy día, cuando la comunicación se realiza vía internet y WatsApp, todavía hay infantes que saben qué es una carta.

Al igual que en todos sus trabajos, Borba Teatro realizó de nuevo una buena pieza contemporánea, con una historia interesante y bien planteada, con actores que ensayaron mucho bajo un director creativo para lograr ese objetivo final de toda labor escénica:  generar reacción en el público, la  cual en este caso fue conmoverlo.

Esta compañía teatral cumplió otra vez con el propósito que tiene trazado, el cual es conseguir el intercambio humano no sólo entre artistas sino también con el público, mediante un teatro “de provocación, vivo, urgente para un mundo con heridas múltiples…”

Detrás de escena colaboraron Gabriel Moreno Roche (diseño sonoro), Rosendo López (diseño espacial), casa Evans & Charm (vestuario), Gerardo Escamilla (ilustración), Eva Rosa Núñez Medina (maquillaje), Víctor González (arreglo coral en las canciones), Lola Tuzlop Fisher (entrenamiento corporal),  Cecilia Salerno (asesoría expresiva), Patricia Ostos  (asesoría en manejo del títere) y Laura Zubieta (elaboración  de la muñeca). También Martiza Figueroa y Paty Pérez (equipo técnico) y Raquel Fuentes y Juan Burgos Vallejo (asesoría de proyecto).



La próxima función de esta temporada es el domingo 26, a las 12 del día,  con boletos a $50 y $25. La siguiente etapa de presentaciones será en noviembre, los días 6, 13, 20 y 27. (Mérica Cultura).

Nota: las fotos fueron tomadas de internet, corresponden a la Dirección de Cultura del Ayuntamiento, al periodista Alejandro Pulido Cayon y a Salvador Lemis.    


viernes, 17 de junio de 2016

Ni fábula ni moraleja




Desnudar a la sociedad, incomodar y generar reflexión.

Es difícil que el cartel publicitario de una obra teatral refleje el contenido de esta y permita al público saber de antemano qué puede esperar del espectáculo. Los anuncios no tienen  esa función. Por ello es común que el espectador se sorprenda -en forma grata o no- y exprese: “no me lo esperaba”, una vez que ha visto la escenificación.

Nos tocó ver la función de despedida de “Fábula rasa”, el más reciente proyecto dirigido por Luis Ramírez, comunicólogo, documentalista, y especialista en animaciones, videomapping y otros  efectos lumínicos. 
Salimos del teatro con sensación placentera, vimos un trabajo seductor por los recursos usados para contar historias. “No me lo esperaba”, escuchamos decir a uno de los asistentes sorprendido gratamente.

Jair Zapata
A diferencia de las fábulas, ese proyecto teatral no tiene fin  didáctico, su intención es generar reflexiones sobre la violencia, la discriminación, la injusticia y la desigualdad. No hay moraleja sino cuestionamientos incómodos. Irrita nuestra conciencia al exhibir realidades perturbadoras de nuestra sociedad, esa comunidad que todos construimos con participación, indiferencia o complicidad.

Las sacudidas a nuestra moralidad se generan con historias  preparadas por el equipo actoral, de las cuales sólo una parte se exponen en cada función, a selección de alguno de los espectadores. (Para conocer todas las historias habría que ver varias veces la obra, pues en cada presentación las narraciones son distintas).

Erick Silva
El relato que sí está presente siempre es una comparación entre dos penínsulas distantes y aparentemente diferentes en sus conflictos sociales: Baja California y Yucatán. El primer cotejo es afirmar que en Tijuana hay violencia y en Mérida hay paz. Pero no es así. La exposición de historias reales, algunas incluso publicadas con grandes títulos en la prensa local, derrumban ese mito. Hay gente local que sufre violación de sus derechos humanos y también agresión violenta.

Los migrantes del interior del país que llegan al sureste yucateco atraídos por una tierra que mana leche y miel son quienes descubren esa realidad. Y entre lo primero que constatan es la desigualdad social generada en parte por una discriminación que no es por el color sino de clases. De un lado están los indígenas, los mayas pobres y explotados. Del otro se alzan los que consideran tener más genes españoles que los propios europeos.

Marysol Ochoa
Esta obra expone que el edificio de nuestro país tiene descompuesto el elevador social. Muchos no ascenderán nunca al piso deseado, permanecerán en el sótano. 
Lo anterior es parte de lo que muestra esta fábula contada en forma llana, sencilla, rasa, perturbadora. Cumple con generar inquietud en los asistentes, a los cuales pregunta si ayudarán a reparar el elevador y prefieren dejarlo como está. 

La trama se expone al público sentado en el escenario, no en las butacas. Estas últimas, vacías e iluminadas sugestivamente, son escena donde transcurre parte de lo que se cuenta. Este trastocamiento corresponde a la realidad social. Hay que poner las cosas al revés para verlas bien y componerlas.

En  la obra, estrenada en noviembre de 2015, se recurre además a una máquina tragamonedas, una pantalla con proyecciones que refuerzan los planteamientos, y a objetos rodeando a los actores. Estos últimos están ligados a las historias que se contarán durante la escenificación.

Además de Luis Ramírez, en este trabajo escénico participan Erick Silva –al parecer es psicólogo y tijuanense-, en quien recayó la dirección escénica. Además están el chiapaneco Noé Morales Muñoz, autor de la dramaturgia y asesor escénico, y María José Pool, asistente de dirección.


Los actores son, además de Erick Silva, Marysol Ochoa Acuña y Jair Zapata. 

En ellos tres recayó la tarea de recalcar que todos los personajes de las narraciones ahí contadas están conectados. Lo mismo ocurre en la sociedad, los individuos no están aislados. Toda la humanidad está enlazada, esta es una verdad rasa, llana.  Esa es la moraleja de esta fábula. (Mérida Cultura)

martes, 14 de junio de 2016

A escena el funesto poder político



Extravagante versión de una obra escrita hace un siglo



Los malos políticos y los apáticos ciudadanos hicieron de la política un asunto  grotesco, execreable, canallesco, tal como consta en México. Si esta realidad es lo que intenta mostrar la versión de la obra “Ubú Rey” que se viene presentando en esta ciudad, entonces los actores de esa escenificación y quien los dirigió consiguieron ese objetivo.

El montaje,  el vestuario, las formas  narrativas y el lenguaje utilizado en ese trabajo apuntan a ese propósito. Sirve además para recordar al público que esa dramaturgia sobresalió en su tiempo -hace más de un siglo- precisamente por ese atrevimiento innovador de su autor,  el excéntrico novelista  y poeta francés   Alfred Jarry.

Los líderes  -malos la mayoría- surgieron en este mundo desde que la pereza y falta de voluntad de algunos hizo que necesitaran un  guía. Y el mando se descompuso con más rapidez que una barra de matequilla expuesta al sol de un verano yucateco. 

La literatura universal es abundante en textos que muestran lo vil, repugnante y amoral del  poder desvirtuado. Ubú Rey es uno de ellos, es la versión en sátira de la traición y ambición inmoral descrita en Macbeth,  una de las obras más conocidas de Shakespeare.



La historia narrada en Ubú Rey parece un lugar común hoy día debido a la cantidad de veces que ha sido contada con variantes: El capitán de un ejército, incitado por su esposa, usurpa el poder asesinando al rey y establece un gobierno tan tirano como corrupto. El hijo sobreviviente del monarca obtiene ayuda militar de otro país para expulsar al impostor, quien pierde la guerra y huye en un  barco.

La versión que se está presentando en Mérida de esa obra es una creación singular, de aspecto surrealista, muy moderna, exploró  la originalidad en  todos sus elementos, incluso incorporó tintes locales en el guion.  Se  eliminó la música –excepto la simbólica flauta usada por los actores-, hay  escaso apoyo lumínico, se recurrió a títeres de calcetines y prescinde de escenario.

Los nueve integrantes del elenco hacen gran  esfuerzo físico porque está en movimiento constante, trabajan junto al público  que los flanquea, en ocasiones casi lo tocan. Debido a que el vestuario es el mismo en todos ellos –las diferencias son mínimas- la identificación de  los personaje que representan dependen de su habilidad histriónica. La gesticulación y el movimiento corporal  son  desbordantes.

El modo en que la obra se presenta es estridente, el volumen de la voz y de los golpes en el piso es desmesurado para el espacio tan pequeño donde ocurre esa representación. Eso impide entender los diálogos y conocer el argumento.  Al no comprenderse el relato no surge en el público interés en la historia ni se genera el consiguiente suspenso. En el espectador no hay excitación por conocer el desenlace. En la presentación a la que asistimos hubo incluso quien bostezó.

El esfuerzo del grupo teatral –estudiantes que terminan carrera de actuación- por ser originales y agradar al público está presente incluso en  los programas de mano, cortados en forma de corona que los asistentes  se colocan en la cabeza. En la entrada del teatro se montó una exposición sobre los preparativos de esa obra. La gente puede hojear el  guion, los apuntes de los estudiantes, las  fotos del ensayo, los materiales usados y otros elementos más.

Ubú Rey comenzó sus presentaciones el pasado día 9 y las concluirá el próximo 18 del presente, todas ellas en el Foro Alternativo “Rubén Chacón”, y con boletos a precio simbólico: $30. Es una práctica escénica de nueve estudiantes, dirigidos por uno de sus profesores, el maestro cubano Alcibíades Zaldivar.


Integran el reparto Richard Roig Moguel, Eunice Celis, Jazmín Vázquez, Eleazar Estrella, Jesús Cocom, Carlos Tenoch Molina, Ariel Braga, Dony Can y Aarón Argáez. Todos ellos serán ahora graduados en teatro. Quizá alguno se convierta en rey del  escenario. (Mérida Cultura)

jueves, 9 de junio de 2016

Obra vigente desde hace 119 años



El  cuerpo es eje expresivo primordial de Ubú Rey



Nueve estudiantes que terminan su carrera de actores eligieron para graduarse un  melodrama francés estrenado en 1896, cuando no se había inventado la televisión y en muchas partes del mundo se ignoraba que ya existía un aparato llamado teléfono. Esta obra es Ubú Rey, una de las precursoras del surrealismo  y el teatro del absurdo.

En ella se expone aspectos viles del poder político y decisiones ruines ligadas al gobierno. Pero también es una reflexión sobre la libertad y la esperanza.

Ubú Rey fue escrita por el dramaturgo francés Alfred Jarry, y llega a Mérida bajo la dirección del maestro cubano Alcibíades Zaldivar, profesor de la Escuela Superior de Arte de Yucatán (ESAY), quien ofreció su guía pedagógica a los  nueve participantes de esta escenificación: Eunice Celis, Jazmín Vázquez, Eleazar Estrella, Jesús Cocom, Carlos Tenoch Molina, Ariel Braga, Dony Can, Aarón Argáez y Richardo Roig Moguel.

La obra se estará presentando en el Foro Alternativo “Rubén Chacón” en diez funciones, a las 8 de la noche, con un precio simbólico del boleto ($30)  pero con cupo limitado en cada ocasión.   

En una entrevista, Alcibíades Zaldivar dijo que desde el estreno de Ubú Rey, en diciembre de 1896, en el Théâtre de l'Oeuvre, ha hecho vibrar a los asistentes, según se indica en un boletín de la ESAY.

El artista antillano, becario del Fonca y fundador de Raqua Teatro, agregó que hasta la fecha esa dramaturgia mantiene su impacto en el arte y la cultura, en particular en los vanguardistas del siglo XX.  Esta fue la razón por lo que fue elegida para la práctica final de los nueve egresados de la Licenciatura en Teatro. Es una actividad académica en la cual se refleja el trabajo de todos los profesores del ramo y lo que aprendieron los estudiantes a su paso por la ESAY.

El boletín agrega que para montar Ubú Rey, el director de la obra investigó “sobre la actoralidad a través de la farsa y el melodrama, y apostamos al cuerpo total como eje expresivo primordial en virtud de una teatralidad del juglar posmoderno, en espacio vacío, los estilos, tonos, culturas fueron motores pedagógicos en este viaje”.

Zaldívar expuso que la obra la historia del Padre Ubú, quien, impulsado por su ambiciosa esposa Madre Ubú, asesina a su protector, el rey de Polonia, y a casi toda la familia de este a fin de robar sus estados.

Tras un breve triunfo, en el que ejerce un reinado de corrupción y despotismo llevados hasta el absurdo, Padre Ubú es derrotado por las tropas del zar de Rusia, que acude en apoyo de Bravilao, único hijo sobreviviente del rey asesinado y quien es instaurado en el trono.

-A través del desenfado, la provocación, la burla y la reflexión sobre la libertad, los poderes, las traiciones y las esperanzas, la historia nos muestra que hay que aprender a convertir el obstáculo en creación –señaló el maestro Zaldívar, quien ha presentado obras en  Polonia y Alemania.

En esta puesta en escena también  colaboraron Marlene Bustos Gómez  (asesoría histórica), Nidia Medina Carrillo (dirección musical), Carlos Castro (entrenamiento corporal), María Eugenia Guerrero (montaje vocal) y la casa Evans & Charm (vestuario).


También, Eddu Crespo (peluquería), Gabriela Aguilar Nájera (realizó los títeres usados en escena), Arathy Fernández Mendiburu  (diseño de utilería), Manuel Araiza (iluminación), Ulises Vargas (asistente de producción) y Nara Pech (asistente de dirección).

Nota:  las fotos fueron difundidas por la ESAY.