martes, 14 de junio de 2016

A escena el funesto poder político



Extravagante versión de una obra escrita hace un siglo



Los malos políticos y los apáticos ciudadanos hicieron de la política un asunto  grotesco, execreable, canallesco, tal como consta en México. Si esta realidad es lo que intenta mostrar la versión de la obra “Ubú Rey” que se viene presentando en esta ciudad, entonces los actores de esa escenificación y quien los dirigió consiguieron ese objetivo.

El montaje,  el vestuario, las formas  narrativas y el lenguaje utilizado en ese trabajo apuntan a ese propósito. Sirve además para recordar al público que esa dramaturgia sobresalió en su tiempo -hace más de un siglo- precisamente por ese atrevimiento innovador de su autor,  el excéntrico novelista  y poeta francés   Alfred Jarry.

Los líderes  -malos la mayoría- surgieron en este mundo desde que la pereza y falta de voluntad de algunos hizo que necesitaran un  guía. Y el mando se descompuso con más rapidez que una barra de matequilla expuesta al sol de un verano yucateco. 

La literatura universal es abundante en textos que muestran lo vil, repugnante y amoral del  poder desvirtuado. Ubú Rey es uno de ellos, es la versión en sátira de la traición y ambición inmoral descrita en Macbeth,  una de las obras más conocidas de Shakespeare.



La historia narrada en Ubú Rey parece un lugar común hoy día debido a la cantidad de veces que ha sido contada con variantes: El capitán de un ejército, incitado por su esposa, usurpa el poder asesinando al rey y establece un gobierno tan tirano como corrupto. El hijo sobreviviente del monarca obtiene ayuda militar de otro país para expulsar al impostor, quien pierde la guerra y huye en un  barco.

La versión que se está presentando en Mérida de esa obra es una creación singular, de aspecto surrealista, muy moderna, exploró  la originalidad en  todos sus elementos, incluso incorporó tintes locales en el guion.  Se  eliminó la música –excepto la simbólica flauta usada por los actores-, hay  escaso apoyo lumínico, se recurrió a títeres de calcetines y prescinde de escenario.

Los nueve integrantes del elenco hacen gran  esfuerzo físico porque está en movimiento constante, trabajan junto al público  que los flanquea, en ocasiones casi lo tocan. Debido a que el vestuario es el mismo en todos ellos –las diferencias son mínimas- la identificación de  los personaje que representan dependen de su habilidad histriónica. La gesticulación y el movimiento corporal  son  desbordantes.

El modo en que la obra se presenta es estridente, el volumen de la voz y de los golpes en el piso es desmesurado para el espacio tan pequeño donde ocurre esa representación. Eso impide entender los diálogos y conocer el argumento.  Al no comprenderse el relato no surge en el público interés en la historia ni se genera el consiguiente suspenso. En el espectador no hay excitación por conocer el desenlace. En la presentación a la que asistimos hubo incluso quien bostezó.

El esfuerzo del grupo teatral –estudiantes que terminan carrera de actuación- por ser originales y agradar al público está presente incluso en  los programas de mano, cortados en forma de corona que los asistentes  se colocan en la cabeza. En la entrada del teatro se montó una exposición sobre los preparativos de esa obra. La gente puede hojear el  guion, los apuntes de los estudiantes, las  fotos del ensayo, los materiales usados y otros elementos más.

Ubú Rey comenzó sus presentaciones el pasado día 9 y las concluirá el próximo 18 del presente, todas ellas en el Foro Alternativo “Rubén Chacón”, y con boletos a precio simbólico: $30. Es una práctica escénica de nueve estudiantes, dirigidos por uno de sus profesores, el maestro cubano Alcibíades Zaldivar.


Integran el reparto Richard Roig Moguel, Eunice Celis, Jazmín Vázquez, Eleazar Estrella, Jesús Cocom, Carlos Tenoch Molina, Ariel Braga, Dony Can y Aarón Argáez. Todos ellos serán ahora graduados en teatro. Quizá alguno se convierta en rey del  escenario. (Mérida Cultura)