martes, 27 de octubre de 2015

El desnudo en un drama teatral



Qué ocurre cuando coinciden la orfandad y el Alzheimer?



El director teatral Francisco Solís y su montaje de una obra escrita por Conchi León, estrenada este martes 27 en el Centro Cultural Olimpo, seguramente darán de que hablar.

Es una dramaturgia que expone la tragedia de una adolescente de 14 años de edad que pierde a sus padres ahogados en  el mar. La huérfana, hija única, queda entonces a  cargo de tres tragedias: sobrellevar la orfandad, cuidar de su abuelo enfermo de Alzheimer y sacar adelante  su vida con esas responsabilidades a tan corta edad y en la soledad.

Son de esperarse las consecuencias de tan pesadas circunstancias, y aquellas llegan.

En esta obra hay también un acercamiento  al drama de aquellos ancianos que se dan cuenta  que el Alzheimer tiende su manto negro sobre la memoria y resultan inútiles sus esfuerzos por evitar el destrozo intelectual.

El nombre de esta obra es “Todo lo que encontré en  el agua”. Incluye una escena de desnudos totales por parte de Carlos Farfán y Desireé Solís, dos de los jóvenes actores que participan en  este proyecto junto con José Luis Almeida, veterano artista local con larga lista de trabajos teatrales de distintos  tipos.

Ignoramos si ese pasaje con cuerpos desprovistos de vestimenta está planteado  en la dramaturgia de Conchi León o es un recurso que eligió el director Francisco Solís para resaltar el encuentro sexual que tiene la adolescente con un hombre  joven, padre de dos hijos que se gana la  vida como aseador de calzado junto a un centro nocturno  donde la muchacha trabaja de bailarina.

No es la primera vez que se ve  en el teatro local este recurso de despojar totalmente de prendas a los actores. Todavía se recuerda el lío que  varios medios de difusión le armaron en 2013 al  recién ratificado Director de Cultura del Ayuntamiento, Irving  Berlín Villafaña, por la presentación en el poblado de Cholul de la obra Bacantes, montada por Raque Araujo y que incluyó un  desnudo masculino.


Ese asunto llegó incluso a sesiones de Cabildo,  donde regidores del PRI sancionaron al alcalde Renán Barrera por permitir esa presentación, e incluso lo desafiaron a repetirla en  el  atrio de la Catedral  pues el  concejal consideró que el asunto no era para tanto escándalo.

Otro desnudo también lo vimos en la danza, en 2014,  en la presentación de “Cuatro visiones del paraíso”, la cual abrió el XX Festival Nacional e Internacional de Danza Contemporánea Oc’-Ohtic.

En aquella ocasión mencionamos que no siempre se consigue  el éxito estético deseado cuando se recurre a los desnudos. Y se dan casos en que se utiliza ese u otros elementos llamativos para suplir la falta de talento. En todas ocasiones se evalúa si ese recurso cumple o no su función de completar el mensaje que se busca transmitir.

Sería lamentable que esta obra de Conchi León -es primera vez que llega a las tablas- atraiga público por el morbo y no  por el argumento, la actuación del  elenco y la estructura elegida para desarrollar el  guion.

Nos parece que Desirée Solís, José Luis Almeida y Carlos Farfán hicieron buen trabajo. En los dos primeros recaen además pasajes importantes de esa puesta en escena en la que Conchi León  mantiene su estilo de recurrir a imágenes y elementos metafóricos para retratar realidades.

En ese proyecto, realizado por el grupo Teatro del Sueño, también colaboran Hortensia Sánchez (producción y vestuario) y Manuel Araiza (escenografía e iluminación).

“Todo lo que encontré en el agua”  se repetirá este miércoles 28.  Habrá cuatro  funciones más  en noviembre, los martes 3 y 10 y los miércoles 4 y 11, todas ellas en el Centro Cultural Olimpo. Los boletos son a $50 y $25 (Mérida Cultura).

domingo, 25 de octubre de 2015

El despertar sexual en adolescentes




Fin a la temporada de una obra que aborda ese tema


Luc Tartar es un  joven dramaturgo francés autor de dos novelas y unas veinte obras teatrales. Parte de estas son una mirada a los adolescentes actuales que son bombardeados para que adelanten su despertar a la libido y entregarse prematuramente al despertar sexual.

Ese autor aborda el tema con textos que  combinan  poesía y frases rudas. Con ellas describe desde su punto de vista particular los sentimientos de los muchachos hacia esa combinación de enamoramiento y lascivia.

Uno de sus trabajos donde se puede observar esto es Les Yeux d'Anna (Los ojos de Ana), Roulez Jeunesse! (¡Vamos juventud!) y  en S'embrasent (Abrasados).

Esta última obra mencionada fue montada en esta ciudad por el grupo Teatro Indigo, bajo la dirección de Anahí Alonzo y producida por Anaii Cisneros (no hay error en los nombres de ambas, así los escriben ellas). Esta última también actúa en  ella.

Las presentaciones comenzaron el pasado día 2 y terminaron este domingo 25, en  el Centro Cultural Olimpo y en el Foro Alternativo  “Rubén Chacón”. 

En  esta puesta en escena el escritor plantea las reacciones y consecuencias que generan dos preparatorianos que se besan en el patio del colegio y son vistos por algunos estudiantes y también por una anciana que desde el segundo piso de su casa pasa el día entretenida viendo la actividad del colegio, en particular durante los descansos.

La noticia corre por la escuela y más allá.  Llega a oídos de los colegiales,  los profesores,  el director del plantel y  el padre de la muchacha involucrada en el suceso.

Todos responden en forma diferente ante  el acontecimiento. Entre el chismorreo y la expectación se plantea violación de autoridad, temor a los embarazos no deseados y las envidias o censuras por parte de otros jóvenes.

El muchacho involucrado en esa situación es el “carita” de la Prepa, el Don Juan profesional que ya tuvo enamoradas y otras suspiran por ingresar a esa lista. 
Las miradas de este galán son relámpagos en los corazones femeninos, paralizan a las púberes inquietas ante la llegada de Eros a sus vidas.  Ellas sienten cosquilleos y se convierten en ollas de vapor. 

Así lo plantea el dramaturgo en este proyecto que no sólo aborda el enamoramiento y el deseo sexual. Se exponen también situaciones de discriminación, intolerancia y reflexiones sobre esa etapa de la vida.

El papel del joven Tenorio recae en Jair Zapata, actor que ha estado activo en otras obras de teatro. Su compañera adolescente es Anaii Cisneros, la cual también va madurando en su carrera de actriz gracias a su intervención en otros proyectos teatrales. 

Hay dos actores más en escena: Amilcar Barrera, otro que ya acumula bue número de papeles en su haber,  y Andrea Lorenzana, a la cual no habíamos visto anteriormente, nos agradó su buen fraseo. En estos dos recae la tarea de representar a varios personajes  en esta obra.

La directora de esta representación distribuyó bien  al grupo de actores en  la escena. Junto con los escasos recursos escénicos los movió adecuadamente. Nos pareció que hay fragmentos de los textos que fueron recitados,  no actuados. Es un desperfecto que obstaculizó la llegada del mensaje al espectador.

El grupo de actores juveniles puso ánimo y empeño en sus papeles y en el volumen de voz. Se nota que hubo trabajo y sudor en los ensayos.


No pudimos ver esta obra en los inicios de sus presentaciones, nos tocó asistir a la penúltima función y constatamos que atrajo a buen número de asistentes, generó interés. 

Eso es relevante si tomamos en cuenta la competencia que tuvo esta obra en esas fechas en que abundaron los espectáculos del Festival de la Cultura Maya y además hubo otros grupos teatrales locales que también desafiaron esa avalancha de recursos económicos, publicitarios  y organizativos que hubo en torno a ese evento anual. (Mérida Cultura).