sábado, 9 de junio de 2018

Piezas de buen teatro con actores de la tercera edad



No hay edad para el amor. Y las artes escénicas son de esos amores que pueden llegar tarde, a veces este surge en la tercera etapa de la vida. Pero quizá esa fase de la existencia resulte la mejor ocasión para probar las tablas y enfrentarse al público con un drama que lo clave en la butaca o una comedia que lo haga revolcarse en ella.

Esa es la idea que surge después de ver de nueva cuenta el  trabajo que la maestra Nancy Roche, una de las decanas del teatro yucateco, realiza en su taller de actuación dirigido a personas de la tercera edad.

El viernes en la noche ella ofreció en el Centro Cultural Olimpo tres breves piezas teatrales en las que actúan seis integrantes de ese taller de la maestra Roche. En esos ejercicios escénicos esos alumnos y alumnas de actuación mostraron sus avances en esa materia: los hay que todavía titubean y están lejos del dominio histriónico, pero otros más lucen como si ya tuvieran años de trayectoria en el oficio. 

Los seis actores provienen del Centro Cultural La Ibérica, donde se imparten talleres de varias disciplinas artísticas a personas de la tercera edad. 

Divididos en parejas, participaron en tres obras presentadas juntas bajo el nombre de Teatro en Breve. Una de esas piezas es el melodrama “Los días”, del conocido y laureado Emilio Carballido, y en el cual participan Manuel Díaz y Marisela Salazar.

El argumento expone el caso de una joven, hija de madre soltera, que busca a su padre para saber cómo es este. El hombre, sin saber que es su hija, trata de enamorarla. Al conocer la verdad trata infructuosamente de enmendar el error. 

La otra es la comedia “Sueldo según capacidades”,  del dramaturgo, narrador y poeta veracruzano Antonio Argundín, fallecido en 2006, y en la cual intervinieron Holdita López e Ivonne Pompeyo. 

En esta historia una joven que acude a una oficina en busca empleo de secretaria sin tener alguna aptitud para ello. Al darse cuenta de esto y la urgente necesidad de ingresos de la muchacha, la empleadora le ofrece trabajo en otra empresa que ella posee pero que no es de buena reputación.  

La tercera pieza también  es una comedia: “Ya vienen las elecciones o Me quieres a pesar de lo que dices”, de Alejandro Licona, dramaturgo, autor de piezas para teatro, cine y televisión y cuyo humor singular abunda en sus guiones teatrales. En este caso la pareja de actores estuvo formada por Effy Brito Euán y Carlos Aguilar.

En esta obra se retrata en forma jocosa a un candidato que podría ser de cualquier instituto político en tiempos de elecciones. En este caso se trata del aspirante postulado por el Partido por la Mitad (PPM)  que recurre a su verborrea para convencer a su cónyuge de que es un esposo honorable y fiel. 

La calidad de las piezas seleccionadas para presentar a estos estudiantes de actuación compensa deficiencias de estos en su desempeño actoral. Pero, como ya dijimos antes, parte de quienes subieron a escena ya lucen como artistas profesionales.

domingo, 29 de abril de 2018

Insuficiente trabajo en el montaje de histórica obra, ofrecida ante público especial


Entretenida, así resultó la presentación de “Diego, El Mulato”, una dramaturgia del escritor yucateco José Antonio Cisneros, estrenada en 1846 y que desde entonces no había sido puesta de nuevo en escena.

El montaje actual estuvo a cargo de la Escuela Superior de Artes de Yucatán.  Fue presentado este sábado  28 en el Teatro del IMSS para clausurar el Coloquio Nacional Pensar la Escena 2018, organizado por esa casa de estudios.

En su tiempo, esta obra escrita en verso seguramente habrá causado gran impacto entre los espectadores. Es una tragedia amorosa sobre un tema recurrente en la literatura: la unión imposible de dos jóvenes que se atraen apasionadamente y  que termina con la muerte de uno de ellos. 

Esta escenificación se disfruta por el poderoso dominio del idioma y creatividad literaria del autor. La obra invita a leer el texto para saborearlo más. 

La forma en que aquella fue presentada ahora pudo ser más rica e interesante, sobre todo al considerar la circunstancia de que transcurrieron 171 años antes de que se hiciera un nuevo montaje. 

Además, la producción estuvo a cargo de la ESAY, no de una de tantas  compañías independientes regionales que, por falta de apoyo oficial, luchan con sus propios, magros, recursos económicos para ofrecer su trabajo. 

A ello se agrega que la pieza fue preparada para clausurar un evento nacional. No fue proyectada para una temporada común. Además, se presentaría ante un público especial y conocedor,  parte de este provino del interior del país, arribó para participar en el coloquio.

Un sector de los asistentes a esa función son estudiantes de teatro así  como actores y directores de escena locales.

¿Cuántos de ellos se habrá preguntado si esa escenificación cumplió o no los cánones discutidos durante el coloquio nacional ya citado? 

En esta nueva versión de “Diego, El Mulato” No se invirtió en escenografía, se recurrió a proyecciones para ambientar las escenas. 

Y el vestuario fue mínimo, exiguo, casi improvisado. Esto impidió remarcar la personalidad de uno de los personajes centrales: el brutal y temido filibustero El Mulato, quien, en el relato, hace otro desembarco de ataque en la entonces villa de Campeche, y saquea y mata en medio de disparos, espadas, sangre y fuego. En el público hubo quien no recoció inmediatamente al personaje  cuando subió a escena. 

En otros momentos de la obra escuchamos reír a espectadores ante pasajes que no son cómicos sino dramáticos o de profunda emotividad.

Otro elemento que distrajo fueron los tiempos para cambios de escena, muy prolongados, rompieron el ritmo. Dejaron que  el público se distrajera, se perdió el interés. 

Ante la escasez de recursos para realizar la producción, imaginamos a la directora del montaje, Xhail Espadas,  recurrir a mucha habilidad e imaginación para contrarrestar las carencias y ofrecer el mejor trabajo posible.

Esta dramaturgia es importante por varias razones: fue escrita por autor yucateco, es considerada histórica porque es la primera de esta parte del país que abordó un tema regional y, además, en ese tiempo fue puesta en escena profesionalmente. 

La buena interpretación de varios integrantes del elenco recompensó esas limitaciones. Entre los nueve actores participantes los hay con carrera y trayectoria reconocida, capaces de remontar mares más agitados que los que  azotan el casco de embarcaciones piratas. 
De ellos deben aprender otros integrantes del reparto, a los que faltó voz y presencia. 

Los personajes principales  -el marino y su amante- quedaron en manos de una pareja que ya había actuado juntos y en papeles de pareja enamorada: Glendy Cuevas y Jair Zapata, ambos profesionales de las tablas. 

Otro participante es Teo Fores, director de la compañía Títere Planet, quien mostró tener dominio en el drama y no sólo en el teatro infantil. 

Juan Ramón Góngora es otro artista participante, no necesita mucho tiempo en la escena para recoger  aplausos con su trabajo y voz. 

También participaron Guadalupe Quintal, Joaquín de la Rosa, José Luis Kumí, Francisco Kantún, Waldo Vega y Miriam Chí. 

En atinada decisión, el montaje fue ambientado con música en  el foro a cargo de tres ejecutantes: Miguel Solís (guitarra), Sian Ka’án Flores (percusiones) y Juan Carlos Cortés (trompeta). 

Ignoramos si se repetirá esta presentación. Desearíamos que, si esto ocurre, las autoridades asignen mayor presupuesto a la ESAY para este montaje y otros trabajos más de ese tipo que se elaboren más adelante. Cada mes, los contribuyentes aportamos unos $3,000 millones de impuestos al erario estatal. Que algo de esto se destine al arte y la cultura.

domingo, 15 de abril de 2018

Desgracias sociales y políticas vistas con humor


Dos actrices y activistas argentinas utilizan la técnica de clown para señalar en una obra teatral aspectos de la descomposición política y social en Hispanoamérica.  

En esa escenificación, cuyo guion elaboraron ellas mismas, dan además sus propios puntos de vista sobre esa realidad cuyas consecuencias las padece la mayor parte de la población. 

En la obra, titulada “Panfletarias”, las artistas cuestionan y piden reflexionar sobre el capitalismo, el régimen de gobierno, la iglesia, las clases sociales,  el espionaje que practican las autoridades contra los ciudadanos…

Parte de la dramaturgia se desprende de conflictos sociales y políticos ocurridos en Argentina y en los que ellas participaron uniéndose a manifestaciones y actividades de protesta. Pero esos textos se acomodan bien a la situación de otras naciones de este hemisferio pues en estas también ocurren esas violaciones a derechos universales. 

En ese trabajo teatral los asuntos serios se abordan en tono lúdico y burlesco. Los cuadros de la obra son como las caricaturas políticas de la prensa. Se acomodan a nuestra inclinación latinoamericana de reímos de nuestras desgracias, hacer bromas con ellas.

Actrices con gran destreza escénica 

“Panfletarias” es una creación de las actrices  Elina Martinelli y Julia Giletta, cuya compañía teatral se llama Fulanas y Menganas. La obra se estrenó en 2012 pero se fue actualizando de acuerdo con cambios que ocurrían en Argentina. 

Esta representación es un buen trabajo escénico que permite apreciar el dominio que ambas tienen en la gesticulación, el movimiento corporal, el control del espacio escénico y la improvisación al momento de interactuar con el público.  

La obra se presentó este domingo 15 en Mérida, en el marco del Festival Internacional de Teatro Independiente (FITI) que se está realizando en la sede de El Teatrito, misma que rebosó de público y artistas locales interesados en ver el trabajo de las argentinas visitantes.

La presentación se repetirá el sábado 21, a las 6 de la tarde. Y al igual que todas las funciones de ese festival, no se cobrará boleto de entrada pero se pedirá al público una aportación solidaria. 


El teatro como instrumento social 

Para saber un poco más sobre estas dos actrices y activistas, dejemos que ellas mismas se describan: 

-Somos artistas, docentes, militantes revolucionarias. Buscamos plasmar en el arte las emociones que nos provoca vivir en este mundo de contradicciones. 

-Intentamos desnaturalizar aquello que nos hicieron creer que era normal. También pretendemos desmentir la injusticia y combatir la pasividad. Nos organizamos con todas nuestras fuerzas para destruir el capitalismo.

-Hacemos arte con incansable convicción y militancia. Esperamos que algún día esta herramienta sea la practica más común de la humanidad y no solo de rotulados artistas.

domingo, 11 de febrero de 2018

Buen montaje local de estupenda obra de Carballido

En la  vida hay acontecimientos que semejan a las amarras de un barco que, al ser liberadas, dejan al navío libre para seguir una ruta predestinada. El suceso ocurrido no es el que fija el derrotero, sólo es el detonante para que este sea transitado.


Así nos parece la obra “Escrito en el cuerpo de la noche”, una de las fantásticas dramaturgias del maestro Emilio Carballido, donde los integrantes de una familia migrante establecida en la Ciudad de México viven atados a un puerto que sólo es su estancia temporal.  

Ellos no lo saben, pero sus vidas están tensas, la llegada de una joven a ese hogar es la guillotina que corta las sogas, el  barco leva anclas y conduce a sus ocupantes a sus respectivos puertos.
Juan Ramón Góngora

Este emotivo trabajo de Carballido llegó a Mérida gracias al talento inquieto de Juan Ramón Góngora, actor y director teatral que ayer sábado estrenó en Casa Tanicho este montaje en formato de lectura dramatizada.  

En realidad esta presentación resultó mucho más que una simple leída de un texto, casi resultó el ensayo general de la obra, la última pulida antes de estrenarla.

Juan Ramón se esmeró en ofrecerla con la decoración, vestuario, sonido, iluminación y demás elementos requeridos para esta creación escénica. El público no sabría que está ante una lectura dramatizada si no fuera porque los actores llevaron todo el tiempo consigo sus cuadernos de parlamentos.

Eglé Mendiburu y Xhail Espadas
Ese montaje teatral lució también por su estupendo reparto: Eglé Mendiburu, Xhail Espadas, Lorena de los Ángeles Barrera y Joaquín de la Rosa Espadas.

Las dos primeras son experimentadas y queridas actrices que no se limitaron a recitar los textos asignados en el guion sino que consintieron al público con sendos trabajos histriónicos que fueron aprobados con abundante aplauso.

Eglé desempeñó el papel de una abuela viuda que, lejos pasar esa etapa de la vida en jubilación, trabaja elaborando alimentos en el hogar para vender y tener ingresos para gastos del hogar y reunir lo necesario para recibir la sepultura que ella desea al morir. 

Joaquín de la Rosa y Lorena Barrera
La anciana ocupa sus horas en esa preocupación,  sus nostalgias, los anhelos incumplidos y el amor a su hija y su único nieto.

Xhail es la hija de aquella. También es esposa de un idealista aventurero que la abandonó al estar más interesado en llevar el marxismo por el orbe que encargarse de su familia. Ella es trabajadora manual en una escuela, su calvario es la rutina.

Respecto a Lorena y Joaquín, son jóvenes  actores que respondieron bien a la mano del director. Hay entusiasmo, concentración y responsabilidad en los trabajos que les correspondió.

Ella representa a una muchacha crecida en la calle, graduada en la dura universidad de la vida, por ello miente, abusa y delinque cuando considera necesario hacerlo. Es la joven que irrumpe en el hogar para soltar las amarras del destino de cada uno de sus integrantes.

El papel de Joaquín es de un adolescente que quiere ser cineasta, se entiende mejor con su abuela que con su madre, y cree que podrá encontrar a su padre y obtener ayuda de este para lograr su propósito.

En el desenlace de la obra se nos muestra cuál es el derrotero que siguió cada integrante de la familia una vez que el barco deja el puerto de origen y se adentra en los océanos.


Esta obra de Emilio Carballido fue escrita en 1993 y fue llevada al cine en 2016 mezclada con el cuento La Desterrada. 

Juan Ramón Góngora hizo el montaje local gracias a una beca federal que recibió en reconocimiento a su trayectoria teatral. Con este proyecto, él pretende hacer un reconocimiento al dramaturgo mexicano, a diez años de su fallecimiento. 

Sin duda, logró su propósito. Esta versión de “Escrito en el cuerpo de la noche” es un buen trabajo que pone ante el público la sensibilidad, humor y poesía que caracterizan los textos de Carballido, y también muestran la destreza con la que el escritor veracruzano creó personajes y manejó las pasiones  humanas.

Esta obra se presentará por segunda y última vez este domingo,  a las 7 de la noche, en Casa Tanicho,  ubicada en el cruce de las calles 66 y 41. Boletos a $50. Al terminar la función habrá un  brindis con vino.

lunes, 22 de enero de 2018

Premiado trabajo en el cierre teatral del Mérida Fest

Foto de internet
La muerte huele a soledad.  Estar solo, sin cariño, sin nadie a quien le importes ni a quien querer es como estar muerto.

No hay cosa peor que la gélida soledad. El acíbar del aislamiento amargo convierte al corazón en roca, sobretodo cuando se ha soportado una condición así durante 500 años.

Pero ese río seco puede recuperar su canto festivo de abundantes aguas cuando el amor lo toca. Un sentimiento redime al otro.  

Ese es el mensaje principal de “Yugular”, monólogo teatral que por segunda vez visita Mérida  y que en ambas ocasiones llegó al público local a través de Casa Tanicho, el recinto amable que administra Iván Rubio mediante esfuerzo perseverante para consolidar esa estancia escénica ubicada en el barrio de Santiago.

“Yugular” es una dramaturgia  de Medardo Treviño González, premiado escritor tamaulipeco con 40 años de carrera. Es dirigida por el hijo de este, Medardo Treviño Cruz. 

La obra fue estrenada con el actor zacatecano Rosendo Gázpel, quien, debido a su talento, continúa con ese papel en las distintas presentaciones que ha tenido la obra en varios puntos del país.

El artista  tiene en su agenda varias apariciones más con este unipersonal. Y la razón de ello es el alto nivel técnico y emotivo que él pone en esta escenificación, la cual, por sus características, es muy exigente y extenuante para cualquier actor.

El talento de Rosendo Gázpel enriquece este texto escénico lleno de drama pero con pinceladas de ironía y humor burlón. El guion tiene párrafos poéticos que lo enriquecen.

La narración es sobre un vampiro que reflexiona sobre el odio, la soledad, la violencia y otros males que hay en su vida. 
El mensaje del texto es que la civilización moderna se mueve entre esos sentimientos negativos, los individuos se agreden unos a otros mientras llevan una vida gris y de autodestrucción. 
El vampiro se redime al fin cuando encuentra el amor, y lo mismo puede hacer la sociedad contemporánea.

Esta puesta en escena estuvo aquí en noviembre pasado, como parte de un festival de monólogos, donde triunfó llevándose el tercer lugar en la categoría de trabajo unipersonal y el primer sitio a la mejor actuación.  
Foto de Jose Ernesto Méndez en internet

Ahora fue programada de nuevo para ser parte de la cartelera de ayer domingo 21 que a clausuró el Mérida Fest.


Parte del público en esa función son actores locales de distintas compañías que acudieron a ver el destacado desempeño de Rosendo Gázpel. Esta obra fue buen colofón para el segmento de teatro que formó parte del programa cultural de festejo por el aniversario de la capital yucateca. (Mérida Cultura)