lunes, 30 de marzo de 2015

Una mamá sorprendente y divertida




 

 

Dos buenas obras clausuraron el encuentro internacional de teatro dedicado a la mujer.



Lamentamos decirte que hubo una fiesta para ti y no asististe, el banquete estuvo servido y no llegaste. Este manjar fueron las dos obras a cargo de una actriz venezolana y otra uruguaya que cerraron  el encuentro internacional 'La mujer en la escena teatral de cara al siglo XXI” organizado por Globo Teatro, agrupación dirigida por Ana Várguez.

Dos de las asistentes a esa reunión, la actriz Raquel Diana (Uruguay) y Maigualida Gamero (Venezuela), presentaron sendos monólogos sobre la mujer en la descuidada Casa de la Cultura del Mayab (¿No hay presupuesto para hacerle alguna mejora a este recinto?).
En ambos casos los personajes que ellas mostraron parecen salidos de historias reales. Muchísimas mujeres se identificarían o se sentirían retratadas en esas dos obras.

La uruguaya, quien también es dramaturga y directora, presentó  “María Woyxeck”, una propuesta  basada en un clásico del expresionismo teatral alemán. A su vez, la venezolana nos trajo “Madre pasota”, una creación atribuida al premio Nobel italiano Danio For pero que en realidad es, en su mayor parte, un trabajo de la esposa de aquel, Franca Rame, ya que era común que este matrimonio realizara juntos proyectos teatrales.

Pasota es un término que describe a quien sigue valores distintos a los de la sociedad convencional, y en la obra que trajo Maigualda Gamero vemos a una típica mujer que deja de ser ama de casa con doble jornada, mamá abnegada y esposa sufrida para convertirse en una pasota.
Es una transformación obligada por las circunstancias, las tragedias de la vida la empujan hacia esa dirección. Esta atribulada madre que sufre injusticias y que termina traicionada por su hijo y su cónyuge descubre que prefiere su nueva vida, lejos del matrimonio y otros papeles convencionales con los que la sociedad encadena a muchas mujeres.

En esta obra de Darío Fo y Franca Rame vemos elementos del teatro crítico que caracterizaron al trabajo de esta pareja de izquierdistas que usaban el escenario para hacer señalamientos sociales y políticos que les valieron persecución y censura en Italia. En “Madre pasota” hay señalamientos hacia la policía represiva, la iglesia, el gobierno y la injusta condición femenina.

En esta obra vemos a una mujer huyendo de los carabineros. A punto de apresarla, ella entra a una iglesia y se esconde en el confesionario, donde el sacerdote se dispone a escuchar los “pecados” de esta. Ella narra su historia al presbítero y así el público se entera de cómo esta dejó la vida tradicional para adoptar un estilo hippie.
Su nueva forma de vivir es resultado de los sacrificios, encarcelamientos  y golpes que sufrió por su hijo drogadicto y un esposo enfermo al que cuidó. La pobre mujer no sólo sufre la traición de estos dos sino también del cura, quien la delata a los carabineros y ella escapa corriendo del templo.

En esa obra, Maigualida da una cátedra teatral. Sus gestos, posturas, actitudes y las palabras italianas que incluye en la narración describen bien lo que pasa. No deja dudas de que ella es la mujer descrita por Fo y Rame. Su movimiento por el escenario y la estructura que dio a la presentación de esta  esta jocosa sátira es una congruencia entre lo que ella pregona sobre la actuación y lo que hace en la escena.

Las ideas y enseñanzas que ella expuso en las charlas de encuentro internacional de teatro las vimos concretarse en el escenario. Los estudiantes de teatro se perdieron la oportunidad de aprender en una hora lo que les tomaría semanas en el aula.
Maigualida es locutora, promotora, gestora cultural, directora y docente ha recibido reconocimientos y es integrante de la Comisión Directiva de la Asociación Iberoamericana de Teatro Universitario. Ha presentado Madre Pasota en varios países.

Lamentamos que el público meridano también dejara escapar este apetitoso bocado teatral. Los que asistieron el domingo por la noche a ver a la venezolana no llenaron la primera fila de asientos. Quienes sí estuvimos quedamos ahítos con este banquete. (Mérida Cultura).

domingo, 29 de marzo de 2015

La risa, alma del teatro regional yucateco



 

 

El público acoge el interés del grupo Mayab Mool por conservar esa expresión cultural propia de esta tierra.  




Una de las razones por las cuales se mantiene el gusto por el teatro regional yucateco es que su carácter esencial es hacer reír, el humor es su columna central, el drama no cabe en este género, excepto si este se aborda en forma chusca o sirve de excusa para provocar carcajadas. Además es un teatro sencillo, fácil de captar por el espectador, tiene elementos propios de nuestro pueblo y que están en nuestra vida cotidiana.



Por esa razón estos escenarios siempre tienen público y una taquilla que envidian actores, dramaturgos y directores enfocados a otros rubros escénicos. 
La gente busca esas estampas de gente de pueblo, de pícaros populares y mestizas arrefaldadas porque quiere reír, desea escapar un momento de los malos ratos, de esos tragos amargos de la vida cotidiana, de la crisis económica, los malos gobiernos y otras calamidades más. 


En lo anterior está la principal explicación de por qué esas historias ingeniosas –no las malas parodias rebosantes de insultos- conservan ese abundante público fiel. ¿Quién no está dispuesto a pagar por una hora de regocijo? 


Esa adhesión al teatro regional yucateco la constatamos de nuevo ayer sábado por la noche en el Centro Cultural Olimpo, en otra presentación más de “Las mujeres que se pintan”, chispeante obra escrita por Erik Santoyo y aderezada por la buena actuación de expertas y conocidas actrices de ese género. 
El público hizo larga fila ante el recinto para ver la función. Todavía había personas comprando su boleto en la taquilla cuando se abrieron las puertas para dar paso a jóvenes, adultos y gente de edad avanzada que acudieron a la presentación.



En esta obra actúan tres apreciadas y expertas damas de esos escenarios: Narda Acevedo “Chonita”, Betty Yañez “La bomba” y Bertha Merodio, las cuales dan firmeza a esta obra, su sola presencia contribuye al éxito de las puestas en escena. (Por cierto, doña Bertha ya impuso un récord con su personaje de La Gallipava, usado para llevar el teatro a estudiantes del nivel básico).


Otra integrante del elenco es Karina Sabido Guillermo, cuyo personaje de empleada doméstica es el eje sobre el cual se desarrolla buena parte de la historia. Esta joven realizó un buen trabajo, tiene gracia, con su papel generó buena parte de las risas. Completaron el equipo otras dos jóvenes y guapas actrices, Marina Yamá y Airán Ventura.


En todas ellas recae el peso de la narración, enfocada a plantear la equidad de sexos, a derribar el mito de que las mujeres necesitan a un hombre a su lado para ser felices y realizarse. Por el contrario, se advierte que una mala elección en el matrimonio refuerza la sentencia de que más vale sólo que mal acompañado.
De paso esta comedia expone el gran cambio por el que atraviesa el modelo tradicional de familia debido a la modernidad y nuevas formas de pensar.   


El único varón en el elenco es Ángel Velázquez “Tauch”, tiene un papel secundario, sale al final de la obra para generar más carcajadas y aportar el personaje masculino necesario para remarcar el mensaje de “Las mujeres que se pintan”.


La presentación de anoche incluyó la participación del ballet Raíces Mexicanas, cuyas cuatro parejas se llevaron buena tanda de los muchos aplausos que ofreció el  público a cambio del buen sabor de boca que les dejó este trabajo a cargo del grupo Mayab Mool que dirige Erik Santoyo. (Mérida Cultura)  

viernes, 27 de marzo de 2015

Causas heridas si acaricias con las garras



Estreno de “Cachorro de león”, un drama de mucho peso emocional que aborda con ingredientes personales la violencia intrafamiliar.



Una pieza de gran carga emocional es el nuevo proyecto escénico que Conchi León estrenó anoche, en el Día Internacional del Teatro, ante un público de amigos y seguidores que la vieron exponer en esa obra etapas íntimas de su vida.

La conocida actriz y dramaturga elaboró “Cachorro de león” con base en vivencias personales. Develó elementos biográficos que colocan jirones del alma y el corazón en el escenario para servir de catarsis sanadora de una dura fase de su vida infantil y juvenil.

Esa obra revela que ella proviene de una familia cuyas características son típicas de muchos hogares marcados por el machismo, una esposa sumisa, la pobreza y la ignorancia, esta última la inevitable compañera de aquella.

El argumento de esta pieza teatral es el conflicto emocional de una hija hacia un padre violento, mujeriego y bebedor que no rectifica el camino. Su conducta siembra dolor en el hogar, causa heridas que no cierran.
Este jefe de familia, trailero de oficio, es descrito como un sujeto tosco incluso en sus pocos momentos de ternura paterna. Estos actos amorosos y de responsable preocupación por los hijos son relámpagos en oscura y larga noche de tormenta.

Ella crece, deja el hogar y hace su vida. El rencor no deja espacio para el perdón. Rehúsa ver de nuevo a su padre, incluso después de dos infartos que ponen a este ante la muerte. El viejo bribón es desahuciado. ¿Llegará el perdón de la hija antes de dejar este mundo?

En esta historia también entran otros trágicos personajes que parecen sacados de una película de Luis Buñuel. Ellos son “El pulpo” (un hombre que perdió los brazos de niño, cortados por las ruedas de un ferrocarril, en un accidente ocasionado por un padre alcoholizado),  “El plateato” (artesano de la plata que dejó su vida de dandy después de un accidente en el taller que le dejó cicatrices en el cuerpo y el rostro), y el “Picapiedra” (un cargador manco por la imprudencia de mostrar supremacía).

Hay otro personaje más, “El payaso”. Es el abuelo, hilo que explica en parte la conducta de “El pajarito”. Aquel también es machista, infiel, irresponsable y desconsiderado. Su noveno hijo nació en un viejo vagón de tren donde se refugió con la familia después de que vendió la casa y despilfarró el dinero. Es el ejemplo que vieron los vástagos.

“Cachorro de león” (un juego de palabras con el apellido de la actriz) es un trabajo de gran peso dramático, se manejan el miedo, el odio, el dolor, la compasión. Ella dejó escapar lágrimas en varios pasajes de esta obra que es como una purificación espiritual y emocional.

También es una escenificación en la que Conchi León propone varias reflexiones al público y además revela por qué ella se dedicó al teatro y cómo ocurrió esto.

Al estreno de este monólogo, en el Teatro Pedrito, asistieron el cantautor Sergio Esquivel, el comediante Mario Tercero, el director teatral Óscar López –colaborador en ese montaje- y otros trabajadores más de la escena. Esta obra estará en cartelera, no se la pierda. (Mérida Cultura).

martes, 3 de marzo de 2015

Universitarios en el teatro



 

 

 

Mientras estudian sus carreras, estos aprendices de actuación sorprenden con su trabajo en las tablas.


Aracely Torres es estudiante de enfermería, seguramente se graduará. Si no lo hace, entonces el éxito le espera en el teatro, al menos en el género de comedia regional yucateca.


Aracely es una de las integrantes del taller de teatro universitario de la Facultad de Enfermería que  el lunes pasado presentó la obra “Olé, mi sangre india”, del desaparecido dramaturgo yucateco Tomás Rosado.


La joven estudiante llevó con éxito el papel principal de esa jocosa puesta en escena que formó parte de las actividades culturales con que se celebra el aniversario de la Universidad Autónoma de Yucatán. 
Ignoramos si Aracely es buena con la jeringa, los vendajes y las curaciones, pero no cabe duda que las tablas es lo suyo. Sorprendió gratamente con su actuación esa noche.


Esa presentación mostró al público ajeno a la comunidad universitaria que en la UADY hay un buen taller de teatro y que ahí se realizan cosas interesantes. Al menos así se observa en la Facultad de Enfermería, donde esa tarea está a cargo del actor Othoniel Montalvo.



El lunes pasado un grupo de seis aspirantes a enfermeros y enfermeras presentó en el teatro “Felipe Carrillo Puerto” la obra Olé, mi sangre india, uno de las varios, ingeniosos, trabajos de teatro regional yucateco que escribió Tomás Rosado. 
Este dramaturgo se caracterizó por la confección de guiones de humor blanco, rechazando la procacidad y, en cambio, apostando al duro trabajo de conocer el idioma y la idiosincrasia del pueblo yucateco para extraer esas finas vetas que llevan alegría al público.

Tomás Rosado fue un sastre de la agudeza y las salidas inesperadas, en su pluma estaban la chispa yucateca, la gracia y ocurrencia típicas del teatro regional.


La obra que presentaron estos estudiantes es una entretenida crítica a quienes reniegan de su sangre maya y desean haber nacido españoles. En esas pretensiones caen en el ridículo y generan conflictos. 
El argumento es sencillo: una madre con aires de grandeza desea que su hija se case con algún español, y por ello rechaza al joven milpero que pretende a la joven. 
La pareja de enamorados urde un plan: el muchacho fingirá ser ibérico para lograr que la suegra consienta la unión. 


A falta de programas de mano no logramos reunir los nombres de todos los actores. Citamos a Claudia Campos, Angel Cervantes, Abdón Cruz, Génesis Zavala y a la ya mencionada Aracely Torres.


Quienes quieran conocer el trabajo de los integrantes de ese taller teatral de la Facultad de Enfermería pueden asistir a ese plantel el próximo viernes 20 de este mes, a las 6 de la tarde, cuando presentarán Monólogos de la vagina, una dramaturgia estadounidense escrita en 1996 para llamar la atención contra la violencia doméstica y de género. (Mérida Cultura).