jueves, 24 de julio de 2014

Sabrosa bebida, amargo trago sindical



 

Un refresco embotellado que marcó una época es ahora tema teatral.


El domingo pasado el grupo Murmurante Teatro estrenó la obra “Sidra Pino. Vestigios de una serie”, un proyecto que expone los escombros de pasadas catástrofes políticas, históricas y económicas del estado. También alude al proceso de destrucción y cambio que sufre Mérida con el paso del tiempo.


En un boletín de la Dirección de Cultura del Ayuntamiento se indica que los dos directores de ese proyecto,  Jorge Vargas y Juan de Dios Rath, extrajeron de testimonios, archivos y objetos el material para este trabajo, el cual también es una denuncia social sobre la corrupción y las consecuencias de esta que todavía sufren los trabajadores sindicalizados de la desaparecida empresa Sidra Pino.

Esta obra teatral fue concebida en parte en el local sindical ubicado a dos cuadras del parque de Santiago, frente al edificio abandonado donde funcionó durante décadas esa embotelladora, fabricante del Soldado de Chocolate y bebidas gaseosas de varios sabores. Entre estos están la “negra” y la “cebada”, que eran las más demandadas de la marca Sidra Pino.


El boletín señala que la obra se desarrolla en un escenario que se va modificando con instalaciones alusivas a esa empresa y sus productos. Comienza con una explicación sobre el Soldado de Chocolate, acompañada con la proyección de un anuncio difundido  en 1952. 
Se incluyen varios testimonios relativos a ese refresco y se muestra una máquina estadounidense con la cual podría producirse de nuevo la Sidra Pino, utilizando para ello la fórmula que conserva Luis Pino, descendiente del fundador de esa marca, José María Pino.
La presentación incluye aspectos históricos de esa bebida: El surgimiento de La Pino Águila, que fue el nombre original del producto, y la venta de la marca a un libanés que le cambió el logotipo por un cedro con los colores de la bandera de Líbano.


La parte negra de la historia de esa empresa corre a cargo de El Chacal,  un personaje que entra a escena cubierto con capucha negra y se disculpa por no dar la cara ya que ha sido objeto de insultos y acusado de oportunista y fraudulento.
En esta parte de la obra, indica el comunicado, se hace referencia al fraude que Víctor Erosa Lizarraga realizó  al traspasar a otra persona la propiedad de las marcas registradas de Sidra Pino y Soldado de Chocolate.

El último hilo del proyecto son la voz de los trabajadores que se fueron a huelga. Son 117  obreros que fueron abandonados desde enero de 2011. Los actores representan a los sindicalizados que hoy día son vistos apostados en los alrededores de Santiago pidiendo donativos para sobrevivir.

A Murmurante Teatro le llevó tres años realizar ese proyecto. En ese lapso  recolectó archivos documentales, testimonios y materiales de la empresa refresquera. La dramaturgia es de Noé Morales. Los actores son  Ariadna Medina, Juan de Dios Rath,  María José Pool, Mario Galván, Amín Soda y Amaury Alonso.

Esta obra teatral se presenta los viernes y sábados a las 8:30 de la noche,  y los domingos a las 7. El teatro se localiza en la colonia México Norte, en la calle 9 entre la 18 y la avenida 20. (Las fotos son de la Dirección de Cultura y de Murmurante Teatro). (Mérida Cultura).

domingo, 6 de julio de 2014

Esfuerzo poco afortunado



 

Un grupo juvenil emprendió complicado desafío teatral.



Estudiantes de la Escuela Superior de Artes de Yucatán (ESAY), dirigidos por profesores de esa institución, emprendieron la complicada empresa de montar un clásico de la dramaturgia española –“El burlador de Sevilla y convidado de piedra”- y además hacerlo en condiciones que aumentaron el reto del proyecto y  elevaron también el riesgo de fracaso.

Uno de los obstáculos que se propusieron superar fue lograr una adaptación que permitiera prescindir del complicado vestuario y escenografía que requiere esa obra. Al usar este recurso se traslapan épocas, la historia transcurre en tiempos actuales y no en el siglo XVII cuando fue escrita esa obra. Ante este cambio las jerarquías de los personajes de esa historia no están marcadas por títulos nobiliarios del texto original –rey, duque, marqués, etc.– sino por rangos de los organigramas típicos empresariales. Por ejemplo, en el texto original hay un soberano pero este es sustituido en esta representación por el director de una empresa. La vestimenta es saco y corbata.

Otro reto más fue la ausencia de escenografía, sólo se utilizaron una mesa y tres sillas. A ello se agrega que casi todo el elenco está formado por actrices, y por tanto ellas deben hacer convincentes papeles masculinos sin prescindir de elementos femeninos como los zapatos de tacón. Otro desafío es que esa obra es muy extensa, aborda el tema de los enredos, hay muchos personajes y situaciones que pueden hacer que público pierda el hilo de la historia si no la conoce o no es bien expuesta.

Otro aspecto complicado es que los diálogos son en verso, de modo que no basta la voz potente para que el espectador escuche y entienda lo que se dice. 
 
Para agravar el panorama se decidió que las actrices y actores fueran intercambiando papeles a lo largo de la presentación, lo cual contribuye a confundir al público. En este montaje cada actriz y actor representan a dos, tres y hasta cinco personajes. Por ejemplo, en un cuadro una joven hace el papel de papá, después la vemos como un marqués, posteriormente como novio engañado y luego como dos mujeres distintas.

En ese empedrado camino transcurre esa adaptación de “El burlador de Sevilla y convidado de piedra”, obra de Tirso de Molina, cuya  dramaturgia abarca principalmente la comedia de enredo y en la cual surge la conocida figura de Don Juan Tenorio. En la historia este casanova deshonra y se burla de cuatro mujeres y también del rey, de maridos, novios, amigos…y además comete un asesinato. Pero paga sus culpas cuando  la víctima de su crimen (el convidado de piedra) regresa de ultratumba para llevárselo consigo.

El complicado argumento resulta más difícil de seguir debido a que, como ya dijimos, el elenco intercambia papeles. Quizá se usó este recursos para que los muchachos de la ESAY mostraran sus posibilidades histriónicas, o bien por falta de más actores. “El burlador de Sevilla y el convidado de piedra” es una obra que se monta con elenco de 10, 15 o más intérpretes.

En este caso hay 12 en escena, de los cuales nueve son actrices y el resto actores: Andrea Lorenzana, Fernanda Bolívar, Tamara Burón, Ariana Ciau, Jessica Díaz, Nicte-ha Kú, Yaremi Miranda, Patricia Pérez y Gabriela Valvaz así como por Carlos Quo, Mariano Olivera y Fermín Téyer.  Todos ellos, como ya señalamos, son estudiantes de la ESAY. Subieron a las tablas bajo la dirección de Miguel Angel Canto, asistido por Ulises Vargas. El mayor mérito de actores, directores y productores es el esfuerzo y entusiasmo en ese complicado proyecto. Pero el resultado no agrada a todo el público.


Hay muchachas con aptitudes para ser buenas actrices. También las hay que deben esforzarse más en las aulas. Se observaron fallas en los diálogos versificados, hay recitados que no se entienden. En unos casos se logran buenas caracterizaciones pero en otros ocurre lo contrario. Unas escenas están bien logradas, y otras dejan qué desear. La adaptación no resultó afortunada.

Esta obra se viene presentado desde el pasado jueves 3 en el Foro Alternativo Rubén Chacón (ex penitenciaría Juárez). Continuará en escena este jueves, viernes, sábado y domingo.  Lo aconsejable es ir a verla y formarse una opinión propia al respecto. Nosotros no salimos satisfechos con lo que vimos. Con ustedes puede ocurrir lo contrario. Las funciones son las 8 de la noche, los boletos son a $30. (Mérida Cultura).