domingo, 29 de marzo de 2015

La risa, alma del teatro regional yucateco



 

 

El público acoge el interés del grupo Mayab Mool por conservar esa expresión cultural propia de esta tierra.  




Una de las razones por las cuales se mantiene el gusto por el teatro regional yucateco es que su carácter esencial es hacer reír, el humor es su columna central, el drama no cabe en este género, excepto si este se aborda en forma chusca o sirve de excusa para provocar carcajadas. Además es un teatro sencillo, fácil de captar por el espectador, tiene elementos propios de nuestro pueblo y que están en nuestra vida cotidiana.



Por esa razón estos escenarios siempre tienen público y una taquilla que envidian actores, dramaturgos y directores enfocados a otros rubros escénicos. 
La gente busca esas estampas de gente de pueblo, de pícaros populares y mestizas arrefaldadas porque quiere reír, desea escapar un momento de los malos ratos, de esos tragos amargos de la vida cotidiana, de la crisis económica, los malos gobiernos y otras calamidades más. 


En lo anterior está la principal explicación de por qué esas historias ingeniosas –no las malas parodias rebosantes de insultos- conservan ese abundante público fiel. ¿Quién no está dispuesto a pagar por una hora de regocijo? 


Esa adhesión al teatro regional yucateco la constatamos de nuevo ayer sábado por la noche en el Centro Cultural Olimpo, en otra presentación más de “Las mujeres que se pintan”, chispeante obra escrita por Erik Santoyo y aderezada por la buena actuación de expertas y conocidas actrices de ese género. 
El público hizo larga fila ante el recinto para ver la función. Todavía había personas comprando su boleto en la taquilla cuando se abrieron las puertas para dar paso a jóvenes, adultos y gente de edad avanzada que acudieron a la presentación.



En esta obra actúan tres apreciadas y expertas damas de esos escenarios: Narda Acevedo “Chonita”, Betty Yañez “La bomba” y Bertha Merodio, las cuales dan firmeza a esta obra, su sola presencia contribuye al éxito de las puestas en escena. (Por cierto, doña Bertha ya impuso un récord con su personaje de La Gallipava, usado para llevar el teatro a estudiantes del nivel básico).


Otra integrante del elenco es Karina Sabido Guillermo, cuyo personaje de empleada doméstica es el eje sobre el cual se desarrolla buena parte de la historia. Esta joven realizó un buen trabajo, tiene gracia, con su papel generó buena parte de las risas. Completaron el equipo otras dos jóvenes y guapas actrices, Marina Yamá y Airán Ventura.


En todas ellas recae el peso de la narración, enfocada a plantear la equidad de sexos, a derribar el mito de que las mujeres necesitan a un hombre a su lado para ser felices y realizarse. Por el contrario, se advierte que una mala elección en el matrimonio refuerza la sentencia de que más vale sólo que mal acompañado.
De paso esta comedia expone el gran cambio por el que atraviesa el modelo tradicional de familia debido a la modernidad y nuevas formas de pensar.   


El único varón en el elenco es Ángel Velázquez “Tauch”, tiene un papel secundario, sale al final de la obra para generar más carcajadas y aportar el personaje masculino necesario para remarcar el mensaje de “Las mujeres que se pintan”.


La presentación de anoche incluyó la participación del ballet Raíces Mexicanas, cuyas cuatro parejas se llevaron buena tanda de los muchos aplausos que ofreció el  público a cambio del buen sabor de boca que les dejó este trabajo a cargo del grupo Mayab Mool que dirige Erik Santoyo. (Mérida Cultura)  

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