La obra “Lunas, mujeres que caminan bajo el agua”
es un himno sencillo y jocoso, con
sátira reflexiva, para elevar a la mujer hasta el sitio que le corresponde en
la sociedad. Fue concebida con una mezcla de varias disciplinas escénicas
manejadas con ingenio y creatividad.
Quizá el nombre de esa representación teatral que se viene
presentando en el Centro Cultural Olimpo alude a la capacidad de gran parte de
la población femenina de realizar acciones sorprendentes incluso en condiciones
adversas.
También podría llevar el mensaje implícito de que las mujeres
permanecen ocultas, sumergidas, pero son
autoras del activo oleaje social que vemos en la superficie.
En estos tiempos de violencia y feminicidios en México ese
montaje muestra también que en ocasiones
la sociedad es como una ola que avanza pero después retroceden sin rebasar la
playa, da un paso adelante y otro hacia atrás. Por esa razón en este siglo XXI
se sigue negando a ellas espacios que le corresponden, incluso hay una resaca
que las envía hacia oscuros tiempos pasados.
Ellas son lunas necesarias para iluminar esa oscuridad
generada por amplio sector masculino cuya negativa acción es propiciada en
parte por el pecado de omisión del resto de los varones.
En esta obra la proclama reivindicadora en favor de la mujer
se hace con humor.
Las ideas se platean en seis escenas con monólogos y trabajo
en parejas a cargo de dos jóvenes actrices egresadas de la Escuela Superior de
Artes de Yucatán: Karla Franco y Ana María Alcocer, las cuales utilizan
recursos teatrales convencionales mezclados con lenguaje corporal y técnica de
clown. Hay escenas que recuerdan a Charles Chaplin, cuyo aniversario se celebró
este abril.
La autora de la dramaturgia expone que esta obra es una
mirada sin juicios a la feminidad, pero denuncia estereotipos y papeles
injustamente asignados a este sector de la sociedad, señalando creencias que
deben suprimirse por abusivas e inaceptables.
En las tablas se muestran
expresiones, fórmulas o acto basados en ideas generalizadas que, por comodidad
o conveniencia social, se tienen como verdaderos, es decir, son convencionalismos
que arrinconan a la mujer, la relegan y la humillan.
Uno de los planteamientos de las distintas escenas refiere
que la niña que todas las mujeres llevan dentro les recuerda que son personas
con plena dignidad, inteligentes, esforzadas y con identidad propia, y las alienta para que se levanten
con fuerza renovada. Para esta parte de la presentación se utilizó la voz de la
niña Arantza Quintal Herrera.
Otros cuadros de la obra muestran al ama de casa que es casi
como un adorno más del hogar, también a la jefa de familia a cargo del barco
porque el esposo está fuera todo el día realizando un trabajo remunerado, y a
las oficinistas que hacen malabares para cumplir el trabajo diverso de
secretarias.
Las mujeres que ven esta obra captan inmediatamente lo que
se expone, y los varones que acuden a presenciarla reciben el mensaje de verlas a ellas de un modo
distinto, aceptar que son personas con igual dignidad y derechos que los
varones. Incluso hay un pronunciamiento contra el machismo y en favor del trato
que reclaman las mujeres en las relaciones de pareja.
El guion está basado en
textos de María Sabina, Simón de Beavoir, Gioconda Bell y Gloria Fuentes
García. Su autora es Haydeé Bañales, la
cual también dirigió la obra y es fundadora del grupo teatral Skhole Teatro, la
compañía a cargo de este montaje.
Haydeé estudió danza, teatro y clown, tiene más de dos décadas en las artes escénicas y vivió muchos años en Francia. Hace año y medio que se estableció en Mérida.
Haydeé estudió danza, teatro y clown, tiene más de dos décadas en las artes escénicas y vivió muchos años en Francia. Hace año y medio que se estableció en Mérida.
La música de esta pieza teatral fue compuesta por el
yucateco Amaury León, el cual permanece en escena para ambientarla e incluso
participa momentáneamente en ella. La
producción es de Tamara Burrón, la iluminación corre a cargo de Jair Zapata, y el
vestuario está en manos de Adriana Briceño Pech.
“Luna, mujeres que camina bajo el agua” fue programada para
una temporada de seis funciones –ha tenido buena respuesta del público– que
concluirá el jueves 27, cuando será la última oportunidad de disfrutarla. Se
presenta a las 8 de la noche en el Centro Cultural Olimpo. Boletos a $50
(general) y $25 (estudiantes y adultos mayores).
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