Los viejos vecinos de la
colona García Ginerés y quienes habitaron ese conocido sector de la
ciudad deberían ver la obra teatral “Los coleccionistas, paseos por la memoria”
que cuatro actores bajo la dirección de Alejandra Díaz de Cossío vienen
presentando estos días en el Parque de las Américas.
La razón de esa sugerencia
es que esa escenificación seguramente los llevará a su infancia, a los
recuerdos que ellos tienen de cuando vivieron las primeras décadas de ese
suburbio surgido de la antigua hacienda San Cosme, cuyos terrenos fueron
convertidos en esa populosa zona habitacional, la cual se desarrolló en torno a su famoso parque compuesto por
cuatro secciones, cada una ocupando una manzana completa.
San Cosme era cruce hacia
las haciendas Tanlum y Chenkú, y hace poco más de cien años que sus terrenos
dieron paso a uno de los fraccionamientos que se construían en lo que era la
periferia meridana.
El antiguo cenote que proveía el líquido para riego de
huertos y otras necesidades es ahora proveedor de los surtidores de la gran
fuente del Parque de las Américas, el cual es transformado en escenario para la
puesta en escena de la obra ya citada.
Los cuatro actores
participantes guían al público hacia distintos espacios alrededor del Centro Cultural "José Martí” para contar historias que vecinos del rumbo recuerdan
y comentan sobre la historia del lugar. Los artistas asumen distintos papeles
para lograr este objetivo.
Uno de los personajes que
asoman en esta historia es “chivero” con
su rebaño de cabras desfilando por las calles. A él le toca narrar cómo era
esa zona en aquellos tiempos en que la gente aguardaba a las puertas de sus
casas para comprar leche de chiva.
También hay testimonio de
dos hermanas –las apodaban Meme y Bapa– que trabajaron como empleadas
domésticas en una rica casona del rumbo.
Ambas relatan cómo era su labor y revelan parte de las costumbres de
esos tiempos.
Hay niños que después de
las lluvias salían a las calles encharcadas para colocar barcos de papel. Además hay viajeros del rumbo que desgranan sus nostalgias.
Los escenarios son andadores, un árbol, la fuente de la biblioteca y parte de los jardines.
Alejandra Díaz, la
directora y creadora de esta obra, escribe, actúa y dirige espectáculos para
todo público, buena parte de su esfuerzo escénico está enfocado a niños y a recorridos
teatralizados históricos.
Este proyecto que ella trae al
Parque de las Américas lo realizó con apoyo de la compañía La Rendija. Por varias
circunstancias esta obra ha tenido poco público, en parte porque su estreno y
primeras funciones se suspendieron debido a problemas ajenos al grupo teatral.
Para intentar reponer las
presentaciones suspendidas, este sábado 18
ofrecieron dos funciones, a las 4 y 5 de la tarde. En la primera no se
presentó nadie, y en la segunda hubo pocos espectadores. Pero entre estos había
dos vecinas de la García Ginerés que disfrutaron mucho el espectáculo debido a
que este cumplió su cometido de traer a
la memoria viejas historias de esa colonia.
Mañana domingo 19 también
se programaron dos funciones, a las mismas horas. Serán las últimas
presentaciones de ese proyecto.
El elenco de este montaje
está integrado por Tony Baeza, Fátima Medina, Ana Díaz y Alfonso García,
quienes conducen a los espectadores hacia los distintos espacios donde se
desarrollan las historias.
Resulta interesante este
formato donde el público está junto a los actores, sin la barrera del escenario, telones y
bambalinas. Esta representación al aire libre, y la historia que se cuenta,
puede gustarte o no. La mejor forma de averiguarlo es asistir a ella. Es gratis.