Regresó a escena un buen montaje sobre el poder y la política.
Hacía
tiempo que no veíamos llegar al Centro Cultural Olimpo una buena producción
escénica. Esa sequía acabó con la puesta en escena en ese lugar de “Sinfonía
para un dictador”, el más reciente proyecto de la compañía La Fragua que dirige
Óscar López y que merece ser visto y aplaudido por un público amplio debido a
los elementos que se conjugan para ofrecer un buen producto teatral.
Sangre,
traición, ambición, bajezas, intereses externos y podredumbre son infaltables
en el albañal donde la democracia es un estorbo para lograr poder y dinero.
La
historia que Óscar López nos ofrece en este buen logrado esfuerzo teatral pudo
ser escrita para México o cualquier punto de Hispanoamérica y el resto del
mundo. Y también para cualquier época. La idea que se plantea pudo ocurrir en la Roma de los césares o repetirse en estos días en que la tecnología y otros recursos modernos no se utilizan para
conseguir justicia social sino para guerras sofisticadas y mantener a oprimidos
a sectores de la sociedad. Esto último es el combustible para
mantener al sistema déspota.
El
totalitarismo está bien retratado en “Sinfonía para un dictador”, proyecto con
ocho actores cuyo guión se elaboró con base en tres textos: “Ricardo III”, de William
Shakespeare, “Los relámpagos de agosto”, de Jorge Ibargüengoitia, y “La sombra
del caudillo”, de Luis A. Guzmán. Además se recurrió a corridos revolucionarios. Los textos tienen sátiras y jocosas expresiones
populares referidas al poder y los políticos.
Para
esta representación se instaló una escenografía que nos lleva a varios lugares. El espectador es conducido a un burdel,
la casa presidencial, a campos de batalla y a pueblos pobres e ignorantes en los que transcurren
las intrigas y crímenes en los que escalan políticos y militares rumbo al
poder.
Hace tiempo que no veíamos un esfuerzo para crear esa
ambientación en el reducido escenario del auditorio “Silvio Zavala Vallado” del
Olimpo.
Esta
obra ya había sido presentada en una primera temporada a fines del año pasado,
en el Foro Alternativo Rubén Chacón, el cual permanece cerrado desde hace
varios meses. En aquella ocasión ofrecimos una reseña sobre este trabajo, y
decidimos hacer otra más porque lo merece.
En
esta nueva temporada Óscar López no sólo produce y dirige sino que también
actúa, realiza varios papeles. Además arriba con mucha anticipación
al teatro para organizar el montaje, de modo que cuando sube a las tablas ya
está agotado. Pero se sobrepone a esto. Lo consigue porque es un actor con más colmillo
que un traficante de marfil.
También
interviene Miguel Flota, un actor cuyo nombre ya se escribe con mayúsculas. En
todas las obras en las que lo hemos visto trabajar constatamos su empeño por estudiar el carácter de sus personajes y trasmitirlos con fuerza y
convencimiento.
En
esta representación hay dos monólogos intensos bien logrados, a cargo de dos actrices. Por falta de
programas de mano no sabemos quiénes son ellas, pero, al parecer, se trata de Lupita López y Rebeka R. Guerrero. La primera en el papel de una indígena que se unió a
la revolución, es considerada bruja con poderes; y la segunda representa a una española
inmigrante, cínica y ambiciosa, moldeada por los golpes de la vida. Ella regentea el burdel
que visitan políticos y militares.
Hay otras dos actrices en el elenco, Génesis Pech y
Yoluayel García, ambas en los papeles de prostitutas y representando también a
la Muerte. La primera de ellas canta además los corridos. Completan el reparto Rafael Cerecedo y Andrés
Vargues.
“Sinfonía
para un dictador” se viene presentado los jueves y viernes a las 8 de la noche
en el Centro Cultural Olimpo. El precio del boleto es reducido, $50 y $25. En
realidad resulta gratis presenciar tan buen espectáculo.
Hay que agradecer a
la Fragua y a Óscar López por este esfuerzo, y pedirles que nos ofrezcan otro más. (Mérida Cultura).