Concluyó la temporada de su más reciente trabajo, un montaje perturbador e inolvidable.
Estrujante y conmovedora, así es la obra “Del manantial del
corazón”, última obra salida del talento de la actriz, dramaturga y directora
teatral Conchi León.
Esta puesta en escena también es un buen montaje teatral con encomiables
actuaciones. Posee abundantes elementos rebosantes de simbolismos, y
hábiles recursos escénicos para desarrollar la representación a centímetros del
público, rodeado de este, en un contacto íntimo y haciéndolo partícipe de la
trama.
Y qué decir de los textos. Conchi León tiene una vena
poética que usó para embellecer el guion de este drama basado en hechos reales
y que nos muestra a mujeres indígenas en uno de sus aspectos de su dolorosa
vida: la gestación, el alumbramiento y la maternidad, ocurridos en medio de
creencia populares de la zona rural que las mantienen sometidas y sufrientes.
Las frases literarias usadas en esta obra con como flores
emergiendo en el basurero de la injusticia. Hay un contraste hiriente entre
el canto de las palabras y lo que denuncian estas.
“Del manantial del corazón” es un trabajo de antropología
teatral que trae a escena las desgracias y dolores a las que están sometidas
las mujeres de comunidades mayas donde todavía perviven creencias machistas
mezcladas con la ignorancia y el sometimiento femenil. En esta obra, que pinta
muy bien aspectos del panorama cotidiano de los poblados campesinos, el público
ríe, sufre, disfruta y aprende.
Nos tocó la suerte de poder asistir a la última presentación
de este proyecto, en su temporada en el Centro Cultural Olimpo. En esta ocasión hubo gente que no pudo ingresar al teatro
para presenciar este trabajo porque, al igual que todas las funciones ofrecidas, el espacio disponible para el público
estuvo limitado a poco más de 40 personas. A falta de sillas, parte del público
se sentó en el piso.
Los asistentes salieron del espectáculo no sólo satisfechos por
la obra sino también agradecidos por esa experiencia de presenciarla en el
escenario, donde se acomodaron los asientos, alrededor de las tres actrices
centrales de este drama.
Otra vivencia más para los espectadores es la intervención de estos en la ceremonia del Hetzmek, ese rito maya que todavía practican
muchas comunidades indígenas para desear el bebé toda suerte de cosas buenas en
la vida y señalar simbólicamente las responsabilidades que le tocarán de
acuerdo con su sexo.
En esta obra hay que resaltar la actuación que tuvo Addy Téller en un
estremecedor pasaje. Esta actriz sorprendió gratamente con un ejercicio escénico
fruto seguramente de mucho ensayo y exigente dirección.
La comediante, actriz y titiritera Andrea Herrera también
hizo lo propio en otro momento de este relato. Ella exhibió cómo el trabajo de
concentración y la apropiación del personaje, logra que el actor suelte
lágrimas, una situación difícil de
generar en la escena.
Conchi León construyó a su vez otro cuadro de actuación
individual que requiere mucho esfuerzo escénico para hacer palpitar al
espectador.
En esta representación
hubo dos participantes más. Al parecer, son la madre y una sobrina de Conchi León. No escuchamos bien sus nombres cuando estos fueron mencionados. Hubo también un bebé real usado
en el ritual del Hetzmek.
Debido al formato teatral utilizado, las actrices no
abandonan el escenario al terminar la obra, lo cual da oportunidad al público
de acercarse a ellas para felicitarlas, hacerles comentarios y saludarlas.
“Del manantial del corazón” es una obra rica en todos sus
elementos, desde el tema que aborda hasta la actuación, pasando por la forma en
que es presentada, el ingenio para usar los elementos del buen teatro y la
cantidad de mensajes enviados al público así como la forma en que son transmitidos
estos.