Extravagante versión de una obra escrita hace un siglo
Los malos políticos y los apáticos ciudadanos hicieron de la
política un asunto grotesco, execreable,
canallesco, tal como consta en México. Si esta realidad es lo que intenta
mostrar la versión de la obra “Ubú Rey” que se viene presentando en esta ciudad,
entonces los actores de esa escenificación y quien los dirigió consiguieron ese
objetivo.
El montaje, el
vestuario, las formas narrativas y el
lenguaje utilizado en ese trabajo apuntan a ese propósito. Sirve además para
recordar al público que esa dramaturgia sobresalió en su tiempo -hace más de un
siglo- precisamente por ese atrevimiento innovador de su autor, el excéntrico novelista y poeta francés Alfred Jarry.
Los líderes -malos la
mayoría- surgieron en este mundo desde que la pereza y falta de voluntad de
algunos hizo que necesitaran un guía. Y
el mando se descompuso con más rapidez que una barra de matequilla expuesta al
sol de un verano yucateco.
La literatura universal es abundante en textos que
muestran lo vil, repugnante y amoral del
poder desvirtuado. Ubú Rey es uno de ellos, es la versión en sátira de
la traición y ambición inmoral descrita en Macbeth, una de las obras más conocidas de
Shakespeare.
La historia narrada en Ubú Rey parece un lugar común hoy día
debido a la cantidad de veces que ha sido contada con variantes: El capitán de
un ejército, incitado por su esposa, usurpa el poder asesinando al rey y establece
un gobierno tan tirano como corrupto. El hijo sobreviviente del monarca obtiene
ayuda militar de otro país para expulsar al impostor, quien pierde la guerra y
huye en un barco.
La versión que se está presentando en Mérida de esa obra es
una creación singular, de aspecto surrealista, muy moderna, exploró la originalidad en todos sus elementos, incluso incorporó tintes
locales en el guion. Se eliminó la música –excepto la simbólica
flauta usada por los actores-, hay
escaso apoyo lumínico, se recurrió a títeres de calcetines y prescinde
de escenario.
Los nueve integrantes del elenco hacen gran esfuerzo físico porque está en movimiento
constante, trabajan junto al público que los flanquea, en ocasiones casi lo tocan. Debido a que
el vestuario es el mismo en todos ellos –las diferencias son mínimas- la
identificación de los personaje que
representan dependen de su habilidad histriónica. La gesticulación y el
movimiento corporal son desbordantes.
El modo en que la obra se presenta es estridente, el volumen
de la voz y de los golpes en el piso es desmesurado para el espacio tan pequeño
donde ocurre esa representación. Eso impide entender los diálogos y conocer el
argumento. Al no comprenderse el relato
no surge en el público interés en la historia ni se genera el consiguiente
suspenso. En el espectador no hay excitación por conocer el desenlace. En la
presentación a la que asistimos hubo incluso quien bostezó.
El esfuerzo del grupo teatral –estudiantes que terminan
carrera de actuación- por ser originales y agradar al público está presente
incluso en los programas de mano,
cortados en forma de corona que los asistentes
se colocan en la cabeza. En la entrada del teatro se montó una
exposición sobre los preparativos de esa obra. La gente puede hojear el guion, los apuntes de los estudiantes,
las fotos del ensayo, los materiales
usados y otros elementos más.
Ubú Rey comenzó sus presentaciones el pasado día 9 y las
concluirá el próximo 18 del presente, todas ellas en el Foro Alternativo “Rubén
Chacón”, y con boletos a precio simbólico: $30. Es una práctica escénica de
nueve estudiantes, dirigidos por uno de sus profesores, el maestro cubano
Alcibíades Zaldivar.
Integran el reparto Richard Roig Moguel, Eunice Celis,
Jazmín Vázquez, Eleazar Estrella, Jesús Cocom, Carlos Tenoch Molina, Ariel
Braga, Dony Can y Aarón Argáez. Todos ellos serán ahora graduados en teatro.
Quizá alguno se convierta en rey del
escenario. (Mérida Cultura)