lunes, 2 de mayo de 2016

¡Nos casamos!



                  Atractivo montaje de crítica social.



Hace  90 años el dramaturgo alemán Bertolt Brecht escribió una sátira a la burguesía de su tiempo. A casi un siglo de distancia esa crítica, realizada en forma lúdica, sigue vigente porque perviven parte de las costumbres y simulaciones que él observó en aquel entonces y las cuales expuso en la obra teatral “Una boda respetable”.

Esta dramaturgia, con sus respectivas variantes, se ha venido presentando más allá de las fronteras germánicas. Su éxito estriba en que el público disfruta la forma puntiaguda como son desnudadas las apariencias, caen las falsas posturas y se derrumban conductas adulteradas. Al desmoronarse la fachada, únicamente quedan en pie los sentimientos auténticos.

La historia transcurre durante una celebración nupcial, hay un banquete en el hogar de los desposados, a quienes acompañan familiares, amigos y padrinos. Ablandados por el vino y las circunstancias, todos dejan sus fingimientos y se muestran como son. Los desposados no tienen la boda perfecta, pero la fiesta tiene un final feliz.

Mabel Vázquez eligió montar esta obra en Mérida para cumplir con la práctica escénica a la cual está obligada para obtener la Maestría en Dirección Escénica por la Escuela Superior de Artes de Yucatán (ESAY).

El estreno fue el domingo pasado en el Foro Colón, el cual casi se llenó. Entre el público hubo gente de teatro local. Vimos a varios actores, directores y capitanes de foros alternativos, lo cual seguramente fue una presión adicional a las que estuvieron sometidos los nueve integrantes de este montaje, al cual se le cambió el nombre y se le bautizó con “¡Nos casamos!”.

En primera fila estuvo el dramaturgo, ensayista y pedagogo Luis de Tavira, ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes y quien es  un  experto en Bertolt Brecht. Casi junto a él se sentó Ramón Enríquez Alcázar, actor, dramaturgo, director y pedagogo. En la misma fila se vio a Raquel Araujo Madera, directora de La Rendija.   

Para esta representación, cuya producción estuvo a cargo de Alejandro Celis, se recurrió al teatro de máscaras, una herramienta que facilita la identificación de los personajes pero deja al actor en la desventaja de prescindir de las expresiones faciales. Ante ello, este debe reforzar la gesticulación del resto del  cuerpo.

En lo personal, aplaudimos esta variante elegida por Mabel Vázquez  porque es poco usada por el gremio local de las artes escénicas, y también es poco vista en el medio teatral nacional. Esta obra es oportunidad de conocer este género, lo cual la hace más atractiva para el público.

Según las reacciones de los asistentes a “¡Nos casamos!”, gustó mucho las actuaciones del fogueado René Avila, quien representó al padre de la novia, un vejete que genera vergüenzas en la desposada y desagrado en los invitados por su empeño en contar exabruptos. También la  de Pablo Mercader, en un papel femenino que lo obligó a rasurarse la barba que siempre usa. Su papel es el de esposa del padrino, mujer mala y envidiosa que goza haciendo sufrir a los demás. 

También destacaron Karla Franco, quien colabora con el colectivo Viajante Teatro (la novia), y Marcos Gan,  a quien lo vimos por última vez cuando participó en  “Las visiones del rey Enrique IV”, una dramaturgia de José Ramón Enríquez (es el novio, aprendiz de carpintero que mal fabricó los muebles para el banquete).

Además intervienen Yatzaret Castillo, conocida y experimentada actriz local (madre sobreprotectora del novio); Lizeth Aguilar, con un camino avanzado en los escenarios y graduada en  doblaje (resbalosa hermana de la novia); Zaab’di Hernández, joven actor que ya pisó varios foros locales (amigo del novio); Eduardo Hernández, es integrante del equipo de Tapanco Centro Cultural,  (joven invitado, aparentemente tímido pero que engancha a la hermana de la novia),  y Alejo Medina, también colaborador de Tapanco (padrino).

El diseño de vestuario y las máscaras estuvo a cargo de Diana María (el programa no trae los apellidos). El diseño de la escenografía es de Jean Baptiste Cotonea y fue elaborada por Oscar Toledano Encalada. El entrenamiento de máscaras y creación de personajes fue de Haydee  Bañales,  la confección del vestuario correspondió a Trinidad Suárez Puigserver,  la elaboración de los muebles a la empresa “Art DIEs”, y la utiliería a Frankel Pérez Estrada.

Esta obra tendrá otras nueve presentaciones: 7,  8,  13,  15, 22,28 y 29 de mayo, y 4 de junio. Los boletos son a $100 y $80.

Por cierto, al dramaturgo Bertolt Brecht se le atribuye una frase que bien aplica para estos momentos que vive Méxio: “En tiempo de desorden, de confusión organizada y de humanidad deshumanizada, nada debe parecer imposible de cambiar”.  (Mérida Cultura).

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