El grupo Teatro MID reanudó temporada con Pato Schhauzer.
Juan
Carlos Durán es un joven actor al que le gustan las audacias teatrales. Y las
busca en los melodramas, aquellas que por su gran carga emotiva requieren de
buenos intérpretes y una dirección experta para conmover al público. En este género
teatral no basta un buen guión para tener éxito, se requiere además un delicado trabajo en el escenario
para conseguirlo.
A
Juanki Durán, nombre artístico que él adoptó, lo vimos actuar en Noches de
Parques, obra que aborda el tema de la homosexualidad, y ahora nos mostró sus
intentos para ascender a director teatral con Pato Schnauzer, una
escenificación que recoge las desdichas de una familia dividida, en particular
la de dos hermanos que son obligados por la desgracia a un reencuentro después
de nueve años de rencorosa separación.
Teatro
MID (abreviación de Mérida) es el grupo escénico con el que Durán montó desde
el año pasado Pato Schnauzer, una de las obras más representantas del actor,
director y dramaturgo veracruzano Saúl Enríquez, otro joven -35 años de edad-
que triunfa en las tablas. Este último
obtuvo mención de honor en el Premio Nacional de Dramaturgia 2013, fue finalista de la Royal Court Theatre de
Londres, y ganó beca del Fonca para una residencia en New York.
El
veracruzano, quien desde 2006 radica en Quintana Roo, comenzó su carrera de
actor en el D.F., en 2014 debutó como
escritor y director y desde entonces sus trabajos han participado y ganado
reconocimientos en festivales locales y nacionales de muestras y coloquios
teatrales.
Juan
Carlos Durán y Teatro MID vienen presentando la obra citada en Tapanco Centro
Cultural. Este es uno de esos solitarios y menesterosos esfuerzos al que con
frecuencia se somete el gremio teatral local por el incumplimiento de las
autoridades culturales en su tarea de impulsar el trabajo de esta rama de
creadores artísticos.
En
este trabajo el novel director eligió dos elencos para ofrecer esta pieza
teatral de tres actores que tienen el encargo de mostrar a un joven escritor en
ascenso económico y profesional; al hermano de este, un delincuente
incorregible perseguido por la mafia por una deuda que no ha pagado, y el padre
den ambos, un hombre que se separa de ellos para formar nueva familia después
de la muerte de su cónyuge. El acercamiento entre los hermanos es propiciado
cuando el escritor es sentenciado a muerte por una enfermedad incurable.
En
ambos elencos el papel de padre recae en Miguel Angel Cano, y el de los
hermanos se representado, en un reparto, por Andrés Várguez y Óscar Chan
“Cocotazo”, y, en otro, por Alejandro Lugo y Ernesto Arjona.
Nos
tocó ver al primer elenco, donde observamos a un Óscar Chan firme en sus
conocimientos actorales por su experiencia tanto en el teatro regional yucateco
como en distintos dramas en los que ha participado.
En
Andréz Várquez recayó la gran responsabilidad de proyectar a un joven con luminoso
futuro cortado por la cercanía de una muerte inevitable. Es una situación de
extrema angustia, dolor e impotencia que pone a prueba al actor más curtido y
al director encargado de verificar que se transmitan al público esas emociones.
Miguel
Angel Canto tiene un papel secundario, interviene sólo para colocar los trozos
de la historia que hacen falta en la narración.
Esta
obra, con música de la banda Sigur Ros (rosa de Víctoria, en irlandés), se
viene presentado cada domingo en Tapanco Centro Cultural, ubicado cerca del
parque de Santa Ana, en el cruce de las calles 47 y 68. Este día 3 la función será a las 5 de la
tarde. Los boletos son a $100. (Mérida Cultura)
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