Un grupo juvenil emprendió complicado desafío teatral.
Estudiantes de la Escuela Superior de Artes
de Yucatán (ESAY), dirigidos por profesores de esa institución, emprendieron la
complicada empresa de montar un clásico de la dramaturgia española –“El
burlador de Sevilla y convidado de piedra”- y además hacerlo en condiciones que
aumentaron el reto del proyecto y
elevaron también el riesgo de fracaso.
Uno de los obstáculos que se propusieron
superar fue lograr una adaptación que permitiera prescindir del complicado
vestuario y escenografía que requiere esa obra. Al usar este recurso se traslapan
épocas, la historia transcurre en tiempos actuales y no en el siglo XVII cuando
fue escrita esa obra. Ante este cambio las jerarquías de los personajes de esa
historia no están marcadas por títulos nobiliarios del texto original –rey,
duque, marqués, etc.– sino por rangos de los organigramas típicos
empresariales. Por ejemplo, en el texto original hay un soberano pero este es
sustituido en esta representación por el director de una empresa. La vestimenta es saco y corbata.
Otro reto más fue la ausencia de
escenografía, sólo se utilizaron una mesa y tres sillas. A ello se agrega que
casi todo el elenco está formado por actrices, y por tanto ellas deben hacer
convincentes papeles masculinos sin prescindir de elementos femeninos como los
zapatos de tacón. Otro desafío es que esa obra es muy extensa, aborda el tema
de los enredos, hay muchos personajes y situaciones que pueden hacer que
público pierda el hilo de la historia si no la conoce o no es bien expuesta.
Otro aspecto complicado es que los diálogos
son en verso, de modo que no basta la voz potente para que el espectador
escuche y entienda lo que se dice.
Para agravar el panorama se decidió que las
actrices y actores fueran intercambiando papeles a lo largo de la presentación,
lo cual contribuye a confundir al público. En este montaje cada actriz y actor
representan a dos, tres y hasta cinco personajes. Por ejemplo, en un cuadro una
joven hace el papel de papá, después la vemos como un marqués, posteriormente
como novio engañado y luego como dos mujeres distintas.
En ese empedrado camino transcurre esa
adaptación de “El burlador de Sevilla y convidado de piedra”, obra de Tirso de
Molina, cuya dramaturgia abarca
principalmente la comedia de enredo y en la cual surge la conocida figura de
Don Juan Tenorio. En la historia este casanova deshonra y se burla de cuatro
mujeres y también del rey, de maridos, novios, amigos…y además comete un
asesinato. Pero paga sus culpas cuando
la víctima de su crimen (el convidado de piedra) regresa de ultratumba
para llevárselo consigo.
El complicado argumento resulta más difícil
de seguir debido a que, como ya dijimos, el elenco intercambia papeles. Quizá
se usó este recursos para que los muchachos de la ESAY mostraran sus
posibilidades histriónicas, o bien por falta de más actores. “El burlador de Sevilla
y el convidado de piedra” es una obra que se monta con elenco de 10, 15 o más intérpretes.
En este caso hay 12 en escena, de los cuales
nueve son actrices y el resto actores: Andrea Lorenzana, Fernanda Bolívar,
Tamara Burón, Ariana Ciau, Jessica Díaz, Nicte-ha Kú, Yaremi Miranda, Patricia
Pérez y Gabriela Valvaz así como por Carlos Quo, Mariano Olivera y Fermín
Téyer. Todos ellos, como ya señalamos,
son estudiantes de la ESAY. Subieron a las tablas bajo la dirección de Miguel
Angel Canto, asistido por Ulises Vargas. El mayor mérito de actores, directores
y productores es el esfuerzo y entusiasmo en ese complicado proyecto. Pero el
resultado no agrada a todo el público.
Hay muchachas con aptitudes para ser buenas
actrices. También las hay que deben esforzarse más en las aulas. Se observaron
fallas en los diálogos versificados, hay recitados que no se entienden. En unos
casos se logran buenas caracterizaciones pero en otros ocurre lo contrario.
Unas escenas están bien logradas, y otras dejan qué desear. La adaptación no
resultó afortunada.
Esta obra se viene presentado desde el pasado
jueves 3 en el Foro Alternativo Rubén Chacón (ex penitenciaría Juárez).
Continuará en escena este jueves, viernes, sábado y domingo. Lo aconsejable es ir a verla y formarse una
opinión propia al respecto. Nosotros no salimos satisfechos con lo que vimos.
Con ustedes puede ocurrir lo contrario. Las funciones son las 8 de la noche,
los boletos son a $30. (Mérida Cultura).
La mala redacción junto con la áspera sintaxis desmerece mucho los dichos. Una acartonada reseña con pretensiones de crítica, "esfuerzo poco afortunado" debido a los lugares comunes, ambigüedades e ingenuidades en que incurre quien firme detrás de Mérida Cultura. Por lo demás, no podría decir nada, aun no acudo a ver la obra.
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