El circo llega al teatro y lo convierte en divertida playa.
Se dicen cirqueros y acróbatas pero no
actores, y sin embargo hacen ambas cosas: circo y teatro. Y lo hacen bien, en
forma divertida y original. Ellos son los integrantes de Curioso Circo, un
grupo de defeños radicados en Mérida y dedicados al entretenimiento mediante
trucos circenses.
Arribaron a esta tierra a principios de 2013,
era común verlos en el Parque de la Paz, donde tenían un aula al aire libre.
Ahí ofrecían clases de malabares a quienes no quieren quedarse con la envidia
hacia los que tienen en don psicomotriz para manipular varios objetos en el
aire sin que caigan al piso, produciendo asombro con la belleza de esos trucos.
Posteriormente se integraron a los
espectáculos circenses y clases de circo organizados por el Ayuntamiento para
enriquecer la oferta cultural que se brinda a los meridanos y los turistas.
Así, Curioso Circo recorrió colonias
populares y comisarías, actuando en parques y canchas deportivas. Los espacios
públicos son su escenario natural. Son de esos artistas que prefieren el
contacto directo con el público. Para esas presentaciones montaron un espectáculo
que denominaron “Aprender a nadar”, el cual ya cumplió con varias funciones
exitosas en el Centro Cultural Olimpo y está por cerrar otras en Tapanco Centro
Cultural.
El argumento de Aprender a Nadar es sencillo.
Tres amigos acuden a la playa para disfrutar del sol y el mar y, de paso,
enseñar cómo meterse al agua sin peligro. Este pretexto basta para hacer
acrobacias y malabarismo con pelotas y clavas, que son las atracciones clásicas
del circo.
En esa presentación participan Carolina Cañas
Zamora, la cual pone gracia y coquetería al espectáculo y participa en una
exhibición de pareja con las clavas y las pelotas. Ella es originaria del
Distrito Federal, nació en la víspera de Navidad, se preparó en artes circenses
tomando cursos y diplomados y ha participado en espectáculos de ese tipo.
Otro integrante de la compañía es Daniel
González Duarte, un alto y atlético malabarista originario de Tlalpan, una de
las regiones más grandes del D.F. Tiene el don circense, domina el monociclo y varias
ejecuciones y combinaciones de malabares utilizando manos, brazos, cabeza,
hombros, pecho, cuello y pies.
Carolina y Daniel se han presentado con otros
cirqueros en escenarios cerrados y abiertos del Distrito Federal y Guanajuato.
En la capital yucateca formaron parte del Mérida Fest y otros eventos
municipales más.
Uno de esos espectáculo se denominó “Próxima
estación…un viaje al circo”, la historia se desarrolla en el Metro de la ciudad
de México, y en ella dos de los actores hacen de invidentes.
El tercer miembro del grupo no es cirquero ni
actor, pero ahora realiza ambas cosas. Se llama Christian Pappas, es de
ascendencia extranjera, su fuerte son los deportes extremos, en particular el “slackline”
(una variante de la cuerda floja). En la presentación teatral él realiza una
exhibición de equilibrismo que se logra tras mucha prácticas y cientos de caídas
de la cinta. Pappas conoció a sus compañeros de Curioso Circo al coincidir en parte
de las actividades que todos ellos realizan en esas disciplinas. Por invitación
de aquellos se unió a ellos en esta aventura de teatro y circo.
La próxima presentación de “Aprender a nadar”
será el próximo 25 de este mes, a las 12 del día, en el Centro Cultural Tapanco.
El circo no muere, es un espectáculo familiar que divierte tanto a los niños
como a sus papás. (Mérida Cultura).
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