Una de sus causas es expuesta en una obra teatral
El nombre de esta obra –“Cazadores de patos”– parece
inadecuada, no se relaciona con la dura trama que se presenta al público. Sin
embargo, en ese nombre está el desenlace
de la historia, es la llave que abre la puerta para que lleguen las respuestas
que surgen en el espectador durante esta escenificación que se ofrece en el
Centro Cultural Olimpo.
En ese sentido el
título de ese perturbador montaje escénico resulta adecuado, el mejor. Esto lo
confirmamos en el final desgarrante y
conmovedor de la historia.
“Cazadores de patos” se estrenó hace 24 años pero su mensaje
sigue fresco y actual. Es un drama que puede darse en cualquier parte del
mundo. Su autora –Laura Zubieta– lo
ubicó en un suburbio marginado local, en un matrimonio sin hijos donde el
esposo luce como el machista golpeador y chantajista que propina maltrato pero
casi enseguida cambia y ofrece caricias, jura arrepentimiento y se muestra como
niño desprotegido que necesita del regazo amoroso de la cónyuge.
Y ella parece a simple vista un ama de casa que se
debate, por un lado, entre la urgencia
de terminar esa torturante relación de violencia física, psicológica y sexual
y, por el otro, un pasional deseo carnal mezclado con amor y un perdón
compasivo que otorga una y otra vez.
Pero conforme avanza la trama vemos que la personalidad
bipolar del hombre es algo todavía más complicado, tiene una explicación profunda y es mucho más seria y
peligrosa. Y contemplamos también que, tras cinco años de enlace, la esposa
decide al fin acabar con esa situación, no sin lamentar cómo la eufórica unión
nupcial se fue derrumbando hasta quedar sepultada bajo pesadas losas de una
realidad que ella no podía cambiar.
Ella sufre con la separación que sabe necesaria. En la despedida
reitera amor a su pareja y pide a este que no la olvide. ¿Por qué lo hace?
La desintegración marital se da cuando el esposo se marcha a
cazar patos con unos amigos. ¿Por qué
ocurre así?
Son preguntas que se responden al final de esta conmovedora
y doliente obra protagonizada Karmina Pérez y Miguel Flota, dos actores que
exhibieron dominio dramático y concentración en las escenas difíciles que les
impuso la directora, la comediante y
actriz Alicia García.
Hay tres actores secundarios más: Asunción Hass, Fernando
de Regil y Octavio Ayil. La primera hace el papel de vecina y los otros dos
representan a recolectores de basura que momentáneamente se detienen ante el
hogar desgraciado para recoger los desperdicios y continuar su camino.
Al público toca determinar qué influencia tienen en la
historia los personajes que ellos representan.
En los créditos hay
que mencionar también a Wendy Cruz (iluminación) y Manuel Araíza (diseño y
realización de escenografía). Hay un video que se proyecta al principio de la
obra, fue elaborado por Eduardo Vázquez (filmación) y Willy Vázquez
(edición). Todos los ya mencionados son parte de la compañía Sentidos Escénicos.
Hay un dato anecdótico sobre “Cazadores de patos”. En su
estreno en 1992 fue protagonizado por su autora, Laura Zubieta, junto con
Santos Gabriel Pisté. En ese entonces la dirección estuvo a cargo de Benjamín
Franco, ya fallecido.
En ese entonces el papel de esposa lo desempeñaría Alicia
García, pero una circunstancia se lo impidió. A 24 años de distancia ella
regresó a esa obra, pero ahora en calidad de directora. A fines del año pasado
presentó una temporada en el Foro Alternativo “Rubén Chacón” y ahora lo hace en
el Centro Cultural Olimpo.
Hoy viernes hay otra función más, a las 9 de la noche.
Boletos a $80 y $50. La obra es sólo para mayores de edad debido a escenas que la directora incluyó como parte de sus criterios para poner su sello a esta versión.
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