Pablo Herrero, Guadalupe Quintal, Jair Zapata y Glendy Cuevas. |
Certera y divertida puesta de escena.
La combinación de un
buen grupo de actores, una conducción pertinente y una ingeniosa obra escrita
hace 150 años dieron como resultado una
placentera noche teatral ayer lunes en
el Teatro del IMSS, donde se presentó “Modo de atrapar un novio”, uno de los
trabajos del dramaturgo, historiador y político Eligio Ancona.
Con esta obra, el literato y abogado yucateco, conocido también por sus novelas y trabajo
periodístico, retrató un aspecto de la sociedad peninsular de hace 150 años.
Esta comedia teatral deja ver tradiciones, usos, creencias y el ambiente de la
clase media de ese período, tal como caracteriza al teatro costumbrista.
Con cuadros festivos, esta puesta en escena nos muestra que
tan lejos está la sociedad actual de esa época en que la preocupación principal
de las muchachas -y las familias de
estas- era hallar cónyuge.
En ese
entonces la autoridad patriarcal era inocultable, era un panorama donde no
cabían el fenómeno de las madres solteras, el notable número de féminas que rechazan el lazo
conyugal o que tienen al matrimonio como segunda o tercera prioridad. Tampoco eran comunes las
familias con jefatura femenina donde la mujer conduce, sola y sin ayuda, el
enorme barco de la economía del hogar y
la crianza de los hijos.
“Modo de atrapar un novio” es la narración de los joviales
lances de un padre que, ante la escasez de varones ocasionada por la guerra de
castas, prepara una trampa para capturar a un pretendiente para su hija, la
cual se acerca a los 25 años de edad y todavía no se casa.
El plan es
entorpecido por la madre, mujer chismosa con dificultad para frenar la
lengua y no cometer indiscreciones.
Sin
embargo, la hija resulta igual de astuta que su progenitor y endereza la
confabulación, en la cual, el galán, un joven colérico y orgulloso, se debate entre su atracción hacia la joven y
la defensa de su honor manchado por el embuste.
Esta obra fue montada bajo la conducción de Xhaíl Espadas, directora de Educación
Artística de la Escuela Superior de Artes de Yucatán (ESAY), la cual, gracias a
este y otros ejercicios en la trinchera teatral, demuestra con hechos que tiene
los conocimientos que transmite a los estudiantes de ese plantel.
En la dirección ella se apoyó en Pablo Herrero, el cual
también actúa en la obra, tiene un buen
desempeño en el papel del padre de Isabelita, la joven casadera, quien es
representada por Glendy Cuevas, integrante de la compañía Borba Teatro y que
apenas el sábado pasado intervino en otra obra de ese grupo.
El papel del novio correspondió a Jair Zapata, actor que ya
intervino en distintos géneros teatrales y sigue ampliando su trayectoria.
Guadalupe Quintal representó a la madre, y Teo Flores, un intérprete de buena
voz, hace papeles de amigo y policía.
Ignoramos si habrá más presentaciones de esta obra para que
la disfrute mayor cantidad de público.
(Mérida Cultura).
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