viernes, 1 de julio de 2016

Actores sometidos a juicio





Interesante obra para una práctica escénica



Durante muchos años Tomás Ceballos Campos ha realizado trabajo de alfarero teatral. A sus manos llegan distintos tipos de arcilla con propiedades particulares que él debe procesar para que puedan convertirse en  objetos utilitarios, piezas artesanales u obras de arte.

El terreno teatral es similar a los suelos arcillosos,  estos son abundantes pero no todos sirven para la alfarería. Hay barro que en su estado natural muestra a simple vista sus cualidades. Otros, en cambio, son valorados por atributos peculiares como su color, porosidad,  plasticidad o comportamiento en  el horno que exhiben al  ser procesados.

En la Escuela Superior de Artes de Yucatán, donde Tomás Ceballos es profesor de teatro, hay esas diferentes vetas de barro cuyos rasgos se observan cuando son ellas son expuestas ante el público, lo cual ocurre a partir de que los estudiantes navegan en el aprendizaje del realismo escénico.

En esa etapa asoman las peculiaridades que puede llevar a los jóvenes a ganar batallas en  las artes escénicas. Pero antes de ser colocados en el torno del ceramista es necesario retirar las impurezas minerales mediante ejercicios en las tablas.

Esto es lo que viene haciendo Tomás Ceballos desde el pasado día 23 de junio con un grupo de alumnos del cuarto semestre de la Licenciatura de Teatro con los cuales montó la obra “La noche del 16 de enero”, un drama de la escritora Ayn Rand, autora judía rusa pero nacionalizada estadounidense, nacida a principios del siglo pasado y fallecida hace 33 años.

Ese montaje es parte de las prácticas escénicas a las que deben someterse los muchachos a esa altura de la carrera.  La historia de esta obra se desarrolla en una corte neoyorquina donde es sometida a juicio una mujer, secretaria de un magnate que se suicidó lanzándose desde las alturas de un lujoso edificio de apartamentos. Las investigaciones arrojan que en realidad fue un asesinato, y la principal sospechosa es la auxiliar.

Durante el proceso judicial las conjeturas se amplían hacia  otros protagonistas. Varios testigos desfilan para dar su testimonio ante un jurado formado por  parte del público. Estos asistentes son quienes deciden al final de la presentación si la acusada es inocente o culpable.

Ese elemento de la obra es interesante. Habría que ver todas las presentaciones para conocer cuáles fueron las resoluciones de los distintos jurados. Y saber además si el resto del público coincide con el veredicto de quienes fungen como jurado.

La obra es prolongada, hay que estar pendiente de todo lo que ocurre en la corte pues el desarrollo de la historia lleva por varios caminos. Hay recursos escénicos para impedir que el público se distraiga y pierda interés.

Casi todos los actores tienen papeles breves. Es un escaso tiempo en la escena que sin embargo basta para que cada uno muestre de qué arcilla están hechos. Ese es el reto, aprovechar ese breve espacio para convencer a sus tutores y al público sobre sus futuras posibilidades histriónicas.

El actor que mayor tiempo permaneció en escena es Irving Chan, así lo exige su papel de fiscal a cargo de interrogatorios y alegatos. En segundo lugar, en cuanto a lapso de intervenciones,  corresponde a las jóvenes Siled Rodríguez y Frida Echeverría, quienes se alternan  en el  papel de abogada defensora.

Los otros integrantes del elenco con Merly Martell, Yaimy Mendoza, Andrea Fajardo, Rubí Pineda, Daniel Burgos, Luis Solé, Edgar Estrella, Cossette Daniela, Rubí Pineda, Andrea Fajardo, Adrián Segura, María Cantarell, Cristian Chim, Jesús Padrón y Rafael Manríquez. Casi todos ellos se sientan entre el público una  vez que terminan sus intervenciones,  y desde ahí algunos entran a escena nuevamente.


La obra de Ayn Rand es interesante y se ajusta a las  necesidades de la alfarería teatral para ir torneando a las futuras piezas del arte escénico, un trabajo que desde hace 30 años viene realizando Tomás Ceballos, quien lleva más de 100 obras dirigidas,  muchas de ellas con aprendices de actores en el elenco.


Sólo quedan dos oportunidades más para ver esa obra: este viernes 1 y el sábado 2. Las funciones son a las 7 de la noche, en el local de la Escuela Superior de Artes de Yucatán, ubicada en la antigua estación de ferrocarriles. El boleto tiene precio simbólico de $30. (Mérida Cultura).

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