El público acoge el interés del grupo Mayab Mool por conservar esa expresión cultural propia de esta tierra.
Una de las razones por las cuales se mantiene
el gusto por el teatro regional yucateco es que su carácter esencial es hacer
reír, el humor es su columna central, el drama no cabe en este género, excepto
si este se aborda en forma chusca o sirve de excusa para provocar carcajadas. Además es un teatro sencillo, fácil de captar por el espectador, tiene elementos propios de nuestro pueblo y que están en nuestra vida cotidiana.
Por esa razón estos escenarios siempre tienen
público y una taquilla que envidian actores, dramaturgos y directores enfocados
a otros rubros escénicos.
La gente busca esas estampas de gente de pueblo,
de pícaros populares y mestizas arrefaldadas porque quiere reír, desea escapar
un momento de los malos ratos, de esos tragos amargos de la vida cotidiana, de
la crisis económica, los malos gobiernos y otras calamidades más.
En lo anterior está la principal explicación
de por qué esas historias ingeniosas –no las malas parodias rebosantes de
insultos- conservan ese abundante público fiel. ¿Quién no está dispuesto a
pagar por una hora de regocijo?
Esa adhesión al teatro regional yucateco la
constatamos de nuevo ayer sábado por la noche en el Centro Cultural Olimpo, en
otra presentación más de “Las mujeres que se pintan”, chispeante obra escrita
por Erik Santoyo y aderezada por la buena actuación de expertas y conocidas
actrices de ese género.
El público hizo larga fila ante el recinto para ver la
función. Todavía había personas comprando su boleto en la taquilla cuando se
abrieron las puertas para dar paso a jóvenes, adultos y gente de edad avanzada
que acudieron a la presentación.
En esta obra actúan tres apreciadas y
expertas damas de esos escenarios: Narda Acevedo “Chonita”, Betty Yañez “La
bomba” y Bertha Merodio, las cuales dan firmeza a esta obra, su sola presencia
contribuye al éxito de las puestas en escena. (Por cierto, doña Bertha ya
impuso un récord con su personaje de La Gallipava, usado para llevar el teatro
a estudiantes del nivel básico).
Otra integrante del elenco es Karina Sabido
Guillermo, cuyo personaje de empleada doméstica es el eje sobre el cual se
desarrolla buena parte de la historia. Esta joven realizó un buen trabajo,
tiene gracia, con su papel generó buena parte de las risas. Completaron el
equipo otras dos jóvenes y guapas actrices, Marina Yamá y Airán Ventura.
En todas ellas recae el peso de la narración,
enfocada a plantear la equidad de sexos, a derribar el mito de que las mujeres
necesitan a un hombre a su lado para ser felices y realizarse. Por el
contrario, se advierte que una mala elección en el matrimonio refuerza la
sentencia de que más vale sólo que mal acompañado.
De paso esta comedia expone
el gran cambio por el que atraviesa el modelo tradicional de familia debido a
la modernidad y nuevas formas de pensar.
El único varón en el elenco es Ángel
Velázquez “Tauch”, tiene un papel secundario, sale al final de la obra para
generar más carcajadas y aportar el personaje masculino necesario para remarcar
el mensaje de “Las mujeres que se pintan”.
La presentación de anoche incluyó la
participación del ballet Raíces Mexicanas, cuyas cuatro parejas se llevaron
buena tanda de los muchos aplausos que ofreció el público a cambio del buen sabor de boca que
les dejó este trabajo a cargo del grupo Mayab Mool que dirige Erik Santoyo.
(Mérida Cultura)
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