Tres actores en una obra que reflexiona sobre teatro y política.
Los amantes del teatro que quieran ver buenas
actuaciones y observar el peso de la mano de un buen director deben acudir a
ver la versión de “El Neva” que Nelson Cepeda Borda estrenó este sábado 11 en
el Daniel Ayala Pérez.
Hay unas obras que se prestan más que otras
para el lucimiento del elenco, son oportunidad para que cada actor muestre sus
aptitudes. Esta es una de ellas. La única escenografía es una silla, todo el
ambiente, incluyendo el atuendo de los intérpretes, es negro y gris. En ese
marco de limitaciones la gesticulación, las expresiones, los movimientos, el
desplazamiento, la voz, el ritmo tienen que ser como luna llena en noche sin
estrellas para que atraiga las miradas y seduzca con su belleza.
Los tres artistas que participan en esa obra
y el talento de Nelson, apoyado de recursos lumínicos y musicales aportados el equipo técnico, logran que se consiga ese propósito.
Glendy Cuevas, María Daniela Ramírez y Luis
Yamá son los jóvenes actores que son puestos a prueba en este nuevo proyecto de
Borba Teatro, todos ellos con experiencias anteriores de haber sido dirigidos
por Nelson.
Glendy participó a principios del año en Dies
Irae (Días de ira), el espectáculo de danza que estuvo presentándose en el
teatro La Rendija. Ahora se luce de nuevo con este trabajo que le trae nuevas
exigencias.
María Daniela realiza un buen trabajo
dramático, utiliza bien los recursos corporales, su personaje transmite
emociones.
Por su parte, Luis tiene una gran voz y
presencia, seguramente fue alumno destacado en la escuela de actuación, realiza
un buen trabajo.
En esta obra los tres tienen que representar
distintos papeles. No es una prueba sencilla pero es magnífica para lucirse.
“El Neva” es una dramtur del chileno Guillermo
Calderón basada en hechos reales, la revolución soviética en los primeros años
del siglo pasado. Sirve a su autor para reflexionar sobre el teatro y acerca de
la arrogancia, humildad y preocupaciones de quienes viven de esa profesión.
También expone ideas políticas. Todo ello con diálogos dramáticos y
sarcásticos.
La historia se desarrolla en San Petersburgo,
en 1905, en un teatro a orillas del río Neva. Tres actores se reúnen para
ensayar la obra “El jardín de los
cerezos”, de Antón Chejov, mientras en las calles las tropas reprimen una
manifestación de trabajadores. Hay muertos, entre ellos está el resto del
elenco que no llega al ensayo.
Una de las acrices es Olga Knipper, la
cuarentona diva de Moscú, esposa del recién fallecido Chejov. Los otros dos
actores, Masha y Aleko, más jóvenes, practican con ella escenas y presumen sus
habilidades en las tablas.
Casi al término de la obra Masha expone la
arrogancia y vanidad de ese teatro alejado de la realidad política, pide a sus
compañeros salir a la calle y ver el violento fin del régimen.
-Afuera hay un domingo sangriento, la gente
se está muriendo de hambre en la calle y tú quieres hacer una obra de teatro
–le espeta a Olga.
En el estreno de este nuevo trabajo que nos
trae Nelson Cepeda observamos que los actores, el director y los integrantes
del equipo técnico permanecieron en la
puerta del escenario despidiendo al público. Es una imagen similar con la que
comienza “El Neva”, con Olga Knipper expresando su temor de haber hecho un mal
papel en una escenificación en la que ella acaba de actuar y recibiendo falsos
elogios de los asistentes que mienten porque ella es la esposa del gran
escritor ruso.
-Me van a esperar a la salida para abrazarme
–dice Olga–. Y yo, con halo de perfume cubriendo el olor a sudor que hiede toda
actriz, agradeceré al tiempo que pregunto:
¿les gustó? ¿Lo dicen en serio? (Mérida Cultura).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario