No hay tema más interesante
que el amor pues es un sentimiento
poderoso, universal y cotidiano. Todos lo gozamos, lo buscamos o lo padecemos.
Por esta razón es un asunto abordado con mucha frecuencia en el teatro. Y una de
las obras escénicas que lo hace se titula “Casi un Pueblo”, un nombre que poco
tiene que ver con las nueve historias amorosas que en ella se plantean.
Roberto Tejeda y Yatzaret Castillo. |
El autor de esa
representación teatral es John Cariani, un actor y dramturgo estadunidense que recurre
a los casos de nueve parejas para exponer algunas de las muchas situaciones que
se dan en el amor: el enamoramiento, la compleja relación entre esposos, los
corazones rotos, el primer beso, las almas solitarias que al fin encuentran
albergue, el desamor, etc.
En esta obra las historias se
plantean en forma interesante, en ellas se combinan romance, drama y risas. Hay
situaciones conmovedoras, otras son simpáticas o impactantes. Las hay también
que hacen reflexionar sobre situaciones similares que el espectador ha vivido.
susYatzaret Castillo divirtió, conmovió e impactó con sus actuaciones. |
Debido a lo anterior “Casi un
Pueblo” ha sido presentada innumerables veces y sigue exhibiéndose en diversos
foros en Estados Unidos y fuera de él.
En esas representaciones se acostumbra
que sólo dos o cuatro actores expongan todas las historias. Esto representa un
desafío para los intérpretes porque quedan expuestos al compromiso de demostrar
sus habilidades histriónicas cambiando de papel en minutos.
Los actores se movieron entre el público. En el nicho está al violinista José Luis Aguilar. |
El grupo teatral El Globo trajo esa
obra a Mérida. El reto de representar todos los papeles recayó
en dos actores y dos actrices. Una de estas últimas es la experimentada actriz y directora teatral
Yatzaret Castillo, cuya trayectoria y
variedad de trabajo local y en otras partes del país es tan amplia que no hay
espacio para describirla. Su inclusión en este proyecto fue atinada, Yatzaret
regaló al público buenas actuaciones dramáticas y cómicas en esta obra.
Roberto y Yatzaret en otra interpretación. |
En el lado opuesto está una
joven actriz que demostró que tiene oficio, las tablas son lo suyo. Ella es
Karla Gamboa, quien tuvo la tarea de sacar adelante una escena en la que ella prácticamente
presenta un monólogo, y en otra concentró
la atención y simpatía del público con un divertido papel.
El tercer integrante es Óscar
Chan, quien es bastante conocido en el teatro regional por su personaje de “Cocotazo”. Pero en varias obras este actor ha
demostrado que también domina otros géneros teatrales. Con sus personajes es
capaz de hacer reír, angustiar o sorprender.
Karla Gamboa y Óscar Chan. |
El cuarto intérprete es
Roberto Tejeda, quien divide su tiempo entre el teatro, sus clases de
desarrollo humano en la Universidad Marista, su labor en un centro de yoga
local y sus cursos sobre terapia Gestalt y otras cosas más. Junto con Yatzaret
le tocó cerrar la obra con un conmovedora narración.
A todos los elementos
anteriores la directora del grupo, Ana Várguez, le agregó dos recursos escénicos
interesantes. Uno fue incorporar al violinista José Luis Aguilar para marcar
con ejecuciones nostálgicas el espacio entre una historia y otra.
Roberto Tejeda y Óscar Chan. |
El otro fue colocar al
público en el escenario, junto a los actores. Puso al espectador adelante
o atrás de los protagonistas o bien junto
a ellos, lo cual elevó el interés y contribuyó a disfrutar más de la
representación. Esto se logró haciendo que los actores se movieran en medio del
salón y a los asistentes estuvieran alrededor de ellos. Además había tres
puertas en distintos puntos por las que entraban y salían los intérpretes. El lado malo de esa estrategia es que la capacidad
para el público resultó limitado. Parte de los asistentes se sentó en el piso.
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El público fue incorporado al escenario. |
La escenografía fue sencilla:
una banca, una mesa de bar y tres sillas, un sillón y carteles que señalan
sitios de Casi un Pueblo, el nombre de una gélida comunidad que es tan pequeña
que no alcanza la categoría de poblado. En ella viven las nueve parejas cuyas
historias se relatan durante una noche de invierno.
Con el estreno de esa obra el
grupo teatral El Globo celebró siete años de vida. “Casi un Pueblo" volverá a
presentarse en una temporada en febrero próximo.
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